Pues ya era domingo, desayunamos los tres nuevamente comentando las experiencias del día anterior, cuando sonó un par de golpes en la vidriera del jardín, era el toque que hacia Ángela. Jaume fue a abrir.
- Que tal Ángela, no te esperábamos.
- Lo sé es domingo y Ferry esta acompañado, pero mi madre ha insistido en que le traiga el café de cada día, dice que es tan agradecido que se lo merece. Entró en el salón y lo dejó delante de mí.
- Siéntate Ángela, acompañamos un rato.
- Bueno Jaume, pero poco rato que quiero arreglarme el pelo y mira como he venido, ya sabes como es mi madre, dice “Lleva esto” y ocurre.
- Sí Ángela tiene un poco de carácter, pero es una buena persona.
El resto transcurrió con comentarios del día anterior y lo cansado que estábamos todos, finalmente a la media hora Ángela se excuso y se marcho, pero antes de irse se dirigió a mí:
- ¿Qué vas a hacer hoy Ferry?
- Pues no lo sé, seguramente nada, descansar un poco más.
- ¿Por qué no me invitas a hacer el vermú, Ferry?
- ¿Dónde?
- En el pueblo mismo.
- Bueno Ángela, a que hora te va bien.
- Sobre la una paso a buscarte.
Se dio media vuelta y se fue, no esperó ni que yo le dijese sí, sorprendente, tenia la sensación que algo iba a pasar. Pilar recogió la mesa y nos dejo solos a Jaume y a mí en el salón.
- Bueno Ferry, me parece que te han declarado la guerra sin cuartel.
- Sí Jaume, y yo no estoy para hostias, perdón. Me sabría mal ofender a nadie, cuando todo el mundo me esta ayudando. Joder siempre me pasa lo mismo, sin hacer nada se montan unas confusiones increíbles, al final en vez de ir de educado por la vida tendré que ir de mal nacido, así me dejaran tranquilo. Joder estoy mal.
- ¿Quieres que hablemos Ferry?
- Pues sí, porque no sé que hacer con la carta de Lydia, me ha llegado al corazón. Mira que me lo estoy pensando en llamarla, pero esa traición me ha dejado tocado de verdad, de otro quizá no tanto, pero de ella me ha hecho mucho daño. Sin embargo esa carta esta hecha desde la reflexión, quizá se haya dado cuenta, no sé, creo que tendríamos que darnos otra oportunidad.
- ¿Sabes lo que te voy a decir Ferry?
- Sí lo sé, y es lo mismo que me dice mi cabeza, pero mi corazón funciona en otro plano. Joder yo a esa mujer la amo Jaume, con locura, le he dado más amor en un año y medio que en toda mi vida, me muero sin ella. Anoche fue la primera que pude dormir, llevaba sin dormir dos o tres noches, bueno quizá un par de horas por noche.
- ¿Qué vas a hacer Ferry?
- No lo sé, tengo que pensarlo, la llamaré, ya que ha hecho el esfuerzo de expresarse de ese modo y quizá la vea, no sé, estoy confuso por completo.
- No la veas Ferry, será tu perdición, y ella no va a cambiar en absoluto. Tiene miedo, no es reflexión, es solo eso. Tú ya sabes lo que opino, no puedo decirte más, podría aplicarte alguna técnica, pero primero necesito que tú quieras y no quieres, además mentalmente eres muy fuerte, y si tú no quieres, solo queda medicarte. ¿Quieres medicarte?
- No Jaume, sería lo último, cuando este derrotado por completo, ahora estoy muy mal, pero aguanto.
La conversación continuo por los mismos derroteros, hasta que sonó nuevamente la vidriera, mire el reloj, me sorprendí había pasado todo el tiempo que teníamos y Ángela era puntual. Fue Jaume, abrió y Ángela entró en el salón. Vaya, vaya como se había puesto Ángela para ir a tomar el vermú, una minifalda ajustada negra, y una blusa blanca ajustadita destacando mucho más su busto. Eso si, deberían ser los mismos botones que tenía la directora del hotel de Santo Domingo, la presión que aguantaba ese botón era crítica. Era una encerrona.
- Disculpa Ángela, nos hemos liado Jaume y yo hablando y se ha pasado el tiempo sin darme cuenta, me arreglo en diez minutos. Me levanté del sillón y me dirigí a mi habitación, solo tenia que cambiarme de ropa.
- Supongo que ahora me compensaras Ferry, por la espera, me dijo Ángela mientras me iba a la habitación. No conteste el reto.
Volví casi de inmediato.
- Ya estoy, ves que rápido. ¿Qué Jaume os animáis, nos acompañáis?
- No Ferry, mejor me quedo con Pilar, que la tengo muy abandonada.
- ¿Comeremos como siempre Jaume?
- Si, más o menos, no tengas prisa.
Joder como me ayudaba Jaume, primero no quería ir solo con Ángela, y después no me pone hora, bueno tendría que sacar mis mejores artes para no herir a nadie, solo me faltaba esto con la presión que tenia y encima a jugar al acoso. Siempre me pasaba lo mismo, por quedar bien, por agradecer a veces me encontraba en situaciones extrañas, complicadas, con lo fácil que hubiera sido decir “no”.
Además Ángela no se corto un pelo, de forma inmediata, encaminándonos hacia la puerta de entrada ya me cogió del brazo, que mal, que suplicio.
Fuimos andando hasta el bar del pueblo, nuestra conversación era monotemática, el día anterior era el tema, le ampliaba algunos detalles, por fin llegamos y me libere de su brazo para sentarnos, por fin libre.
- ¿Qué vas a tomar Ángela?
- Un vermú negro Ferry. Se acerco el camarero.
- Tráiganos un vermú blanco y otro negro. ¿Quieres algo para picar Ángela?
- Tú mismo, quizá unos berberechos o algo así.
- Traiga unos berberechos y unas olivas.
Trajo el pedido el camarero, fuimos tomando el aperitivo, tranquilamente, hacia sol pero no calentaba mucho se estaba agradable para ir con manga corta y mediados de Octubre. Ángela estaba bellísima, era una mujer muy guapa, además esa falda hacia que al estar sentada con las piernas cruzadas remarcase mucho más sus formas.
- ¿Sabes como se le llamaba al vermú en la Edad Media?
- No tengo ni idea.
- Pues se llamaba vino hipocrático, por ser Hipócrates quien la invento, por el siglo V a.c., puso a macerar hojas de ajenjo y de dictamo en vino y salió el vermú, y en el siglo XIX, se efectúa de forma industrial. Ahora ya sabes lo que estas tomando.
- ¿Cómo sabes todo eso Ferry?
- Curiosidades, a veces en el avión leo cosas de esas que me distraen y como tengo buena memoria se me quedan, me sirven para relajarme. Hay quien ve una telenovela, yo leo esas cosas.
Berberechos |
- ¿No coges berberechos Ferry?
- No Ángela.
- ¿No te gustan?
- No exactamente Ángela, me traen malos recuerdos, una vez conocí unos niños que merendaban berberechos, aunque parezca increíble es cierto, todos los días del verano en la playa, vaya burrada.
- Cambiemos de tema Ferry. El vermú tiene secreto ¿No?
- Te explicare lo último, venga voy a impresionarte El vermú rojo, está compuesto por más de 40 extractos de hierbas, raíces, flores, especias y frutas. Se dice que su formula exacta solamente la conocen cuatro personas y que se guarda en una caja fuerte en Ginebra. Todas estas esencias se mezclan con el alcohol en una especie de cuba, un recipiente que da dos vueltas al día durante dos semanas. Tras este proceso se añade el vino y el azúcar y se deja reposar.
- ¿Ferry?
Venia el ataque frontal, se notaba en el tono, no se sí me escuchaba, parecía que estaba abducida por mí, esa mirada felina era la misma de la noche anterior, pasó, puso su mano encima de la mía que estaba en la mesa, y esta vez no era un accidente. La mire fijamente, muy fijamente, era difícil contrarrestar su mirada.
- No puede ser Ángela, supongo que lo entiendes.
- Me cuesta, pero lo entiendo Ferry. Tenia que intentarlo, espero no haberte molestado.
No dejaba mi mano, la iba apretando más conforme hablaba.
- No Ángela, pero le debo un respeto a todo el mundo, sobre todo a las personas que me han ayudado en momentos difíciles de mi vida, y tu eres una de ellas, no quiero ofender a nadie.
- No me ofendes, ya me lo dijo Pilar, que seria imposible, por lo menos ahora, siendo tan reciente. ¿Qué piensas hacer Ferry?
- No lo sé, pero discúlpame, eso es cosa mía, solo mía y no acostumbro a comentarlo con nadie.
- Perdona Ferry, si te he ofendido.
- No te preocupes Ángela, gracias, y discúlpame. En otras condiciones si que lo intentaría, pero entiende que no puedo y en la situación actual, además no quiero. Ya es tarde Ángela, nos tendríamos que ir, que no se enfade Pilar.
- ¿Quieres comer conmigo Ferry?
- No Ángela, otro día, necesito pensar ahora, vamos para casa.
Se cogió de mi brazo, apoyándose en él. Que mal me encontraba, mal de verdad. Llegamos a la puerta de la casa de Jaume. Ángela se paro e hizo el mismo gesto de la noche anterior, la misma mirada, pero yo estaba muy débil, si Ángela intentaba algo estaba en un verdadero riesgo. No lo hizo solo me dijo una cosa, pero sus manos seguían en mi cabeza, como si quisiera forzar a que la mirase.
- Acuérdate de lo que te digo, tomate tu tiempo, si decides algo sobre mi dímelo.
La mire fijamente, sus ojos estaba clavados en mi, sus labios se estaban abriendo muy lentamente, de repente me dejo la cabeza.
- Adiós Ferry, mientras se dio media vuelta y se fue contorneando.
Yo estaba sudando, otra encerrona y moriría en el intento. Entre en casa, Jaume me saludo.
- Todo bien Ferry.
- Si Jaume.
- Se te ve desencajado, ¿Te encuentras bien?
- No la verdad es que no, mejor me estiro un poco.
- Come un poco antes Ferry.
- No gracias Jaume, hemos picado algo y no tengo hambre. Hasta luego, discúlpame ante Pilar, por favor.
Me fui a mi habitación y me estire en la cama, fumando un cigarrillo y pensando en Lydia, me dormí, estaba agotado.
Me desperté, tome una ducha y pensé en llamar a Lydia, tenia que contestar esa carta. Me arregle y salí al salón, estaba Jaume.
- Voy al pueblo un momento Jaume ¿Queréis algo?
- No gracias Ferry. ¿Vas a llamar a Lydia?
- Si Jaume, tengo que hacerlo, por lo menos hablar, esa carta no se puede quedar así, tu no la has leído, pero esa carta merece una llamada.
- Te vas a hacer daño Ferry, déjalo, no sé como decírtelo, si sigues así te medicare.
- Bueno hasta luego Jaume. Se había tensado la situación, seguro que me lo merecía.
Fui al pueblo, en casa de Jaume no había cobertura para móviles. Me senté en la terraza de un bar y marqué su número de móvil.