Al final decidí que esa era la mejor opción. Insistí a Lydia y accedió después de preguntárselo a su madre. Veríamos como iría la convivencia y ese podía ser el paso para algo mayor, definitivo, dependía de eso, de la convivencia.
- Le he preguntado a mi madre y me ha dicho que sí, que vengas a casa Ferry.
- Gracias Lydia, a final de mes haré el traslado.
- Vente ya, así no tienes que ir arriba y abajo.
- Tampoco es mala idea faltan cuatro días, y total solo tengo que traer la ropa, y es poca. ¿Hay armario para mí?
- No tendrás que comprarte algo Ferry, somos muchos y todo esta ocupado. ¿Podemos ir a Ikea?
- No he estado nunca.
Fuimos a Ikea, que locura, me prometí que no volvería, aunque volví más veces, como era una promesa que me había hecho a mi mismo la podía romper, cuando no faltaba una cosa, faltaba la otra, o estaba en otro centro de venta. Al final lo conseguí, bonito armario el que compré. Lydia me ayudo a montarlo, quedó bonito en la habitación. También hicimos otras compras, como un pestillo para la puerta de nuestra habitación, y poder cerrarla, no fuese que algún niño entrase cuando estuviéramos liados, se entraba siempre sin llamar.
Mientras tanto me había puesto en manos de todos los headhunters de Barcelona, activado todas las amistades y conocidos. Me llegaban noticias confusas, que si estas en selección en esta empresa, que si el entorno tecnológico te busca y otras. Era cuestión de tiempo, saldría algo, fuese en el país o fuera, casi prefería que fuese fuera, este país estaba ya sumergido en una gran crisis, aunque el gobierno decía que habían brotes verdes, yo no sé por donde los veían. Yo había visto las tripas de las empresas, y estaban en las últimas, mejor que yo no lo sabia nadie.
Siempre con la prudencia por delante, empecé a convivir con ellos, mostrando mi máxima educación y capacidad de relación con los demás, respetar sus espacios. Ellos mostraban mucha cortesía, salvo el niño que seguía siendo mí enemigo y Lydia no hacia nada por solucionar la situación. Lo obvie, sin más, no podía estar detrás de un niño caprichoso, que le quitaban a su mamá, las niñas eran mucho mas sociables, me admitieron rápidamente. Noar me apoyaba, decía que ya era hora que los niños supieran que su mamá tiene una pareja, pero me advirtió que con el niño tendría problemas, siempre le respondía que por mi parte no, ya que no iba a entrar en nada con el niño, que hiciera lo que quisiera.
Lydia y yo teníamos la costumbre antes de dormir de jugar una partida al Majhong Fortune, en la mesa que tenia en su habitación. Éramos buenos, habíamos creado todo un léxico de mensajes, rana rana, toro toro, uno jugaba el otro señalaba con un lápiz de punta de goma en la pantalla del PC. Primero jugaba uno, y después el otro. Después siempre veíamos un poco la televisión que estaba colgada enfrente de la cama, y dormíamos, eso si con mi bracito en la cabeza de Lydia, abrazando a esa mujer todas las noches.
Los niños siempre cenaban primero con el abuelo en la mesa de la cocina, después cenábamos los adultos. Las cenas con su madre eran agradable, aunque yo sabia que su madre me estaba calibrando, le daba de comer a su curiosidad, lo que a mi me interesaba. Después nos retirábamos, dejando a su madre en el sofá del comedor viendo algún programa en la televisión. Era la rutina diaria siempre cuando nos retirábamos, Lydia iba a decir buenas noches a los niños.
Pero había una costumbre que había que cortar, cuando estábamos en la habitación siempre entraba el niño a hacer la pregunta del millón, cualquier pregunta estupida a su madre, mirándome a mi con cara retadora, parábamos de jugar y Lydia atendía su estupidez, hasta que un día se me lleno la mochila de la paciencia.
- Mamá, Mamá, abriendo la puerta.
- ¿Qué quieres Candido?
- No, que ayer vi un documental y…
En aquellos momentos en la televisión estaban dando el programa del Hormiguero, y en la despedida siempre ponen la misma canción “Vete a dormir, vete a dormir…..”. Me levante de la silla, el niño se me quedó mirando, lo cogí por la espalda suavemente, mientras le cantaba la canción y lo sacaba de la habitación. Lydia se quedó sentada sin saber que hacer. Cerré la puerta y eche el pestillo.
CANCIÓN DEL HORMIGERO – SONG OF ANTHILL
- Te has pasado Ferry.
- No, no me he pasado Lydia, estas cosas las tienes que cortar tu, lleva quince días con las mismas chorradas, y ya es suficiente joder, que tiene mas de trece años y se comporta como un bebe.
- No te pases con mi hijo Ferry.
- No me paso Lydia, el problema es que tu lo has hecho dependiente de ti, no sabe ni planear, porque lo de volar le queda lejos, es una vergüenza lo que haces tu y tu ex con el chaval, le estáis generando una personalidad que no tiene sentido. Eso es lo mismo que cuando se pone en posición fetal a tu lado en el sofá, solo le falta ponerse el dedo en la boca, que lástima joder. ¿No te das cuenta de nada?
- Es mi hijo Ferry.
- Y que, que sea tu hijo, por eso te lo digo. Mira en la habitación no entra nadie salvo que se este muriendo. Después hay otra costumbre que tu no cortas, los niños están tocando los cojones todas la tarde desde que vienen hasta que cenan, y los encargos del colegio se acuerdan siempre cuando les vas a decir buenas noches, como piensas solucionar eso, no te das cuenta que les falta responsabilidad a todos.
- Vamos a dejarlo Ferry, no levantes la voz, que la vamos a tener y gorda.
- No chillo Lydia, estoy hablando un poco más fuerte de lo habitual, pero soluciona esos temas, y ganaremos todos en convivencia, por cierto la tendremos cuando quieras, no tengo problemas.
La verdad es que las entradas a la habitación se acabaron después de aquella noche, pero sabia que me había ganado un enemigo, no me importaba mucho tampoco quería ser su amigo, solo nos teníamos que llevar, tampoco quería ser su padre, yo ya era padre de Laia, podía ser su mejor amigo o su peor enemigo pero quien escogiese no seria yo, serian ellos, la vida estaba muy complicada para tanta chorrada. A quien amaba con locura era a su madre, Lydia me tenía loco, moriría por ella.
Entre las cosas que traje del apartamento, había mi colchón que lo pusimos encima del suyo. A Lydia le gustaba que la cogiera estando de pie al lado de la cama, la estiraba hacia mi, y la tomaba mientras la acaricia, que lujuria ver a Lydia retorciéndose y poniéndose la mano en la boca para no chillar.
Seguía uniéndonos todo, el amor, nuestra sexualidad, las cosas empezaban por cosas tontas, era ella o era yo, pero los signos los interpretábamos a la perfección. Habíamos perdido en intimidad, no era lo mismo en mi apartamento que en su casa. En mi apartamento podíamos circular como quisiéramos, en su casa había que mantener unos mínimos, evidentemente yo más ya que era el foráneo.
Mientras no había trabajo los días pasaban como rutinas, nos levantamos, desayunábamos, algún día iba yo a comer con alguien, activaba más relaciones, vamos tenia una búsqueda activa. Todos mis amigos intentaban ayudarme, aunque muchos estaban pasando por situaciones parecidas, la cosa estaba muy dura. La única solución era irse al extranjero, que también lo estaba buscando.
- Mis hijos en el extranjero, no puede ser Ferry, a mis niñas tan rubias las van a secuestrar.
- Déjate de tonterías Lydia, son bobadas.
Su madre me apoyaba, le ponía el ejemplo que los hijos de los embajadores o cónsules, cambian de país cada dos por tres y no les pasa nada.
Los niños estaban tan protegidos que ni salían a la calle. Empecé con las niñas.
- Venga poneros los patines y nos vamos a patinar a la plaza de enfrente de casa.
- Es que no tenemos ganas, decían las niñas. Si fuese por ellas no saldrían de casa nunca.
- No os he preguntado si tenéis ganas, os he dicho que os pongáis los patines.
- ¿Aprovechamos y damos una vuelta Ferry?
- Si Lydia, que se cansen un poco, que se relacionen con los niños de la calle y luego tomamos algo y ya será la hora de cenar los niños.
Las niñas, aunque fuese a la fuerza, al final lo hacían, el niño nos acompañaba o no, si venia estaba enganchado de las faldas de su madre.
- Bueno Lydia cuando te lo vas a sacar de las falditas, yo a su edad ya iba con niñas al cine.
- Ahí Ferry déjalo.
- No Lydia, tienes que sacarlo de la urna de vidrio que lo tienes, la calle al final es la que le tiene que enseñarle que es la vida, no le haces ningún bien protegiéndolo así, no tiene sentido. No tiene ningún amigo, no le gusta ningún deporte, jamás he visto un niño así. Por decir más, yo tengo cerca de doce sobrinos y jamás tuve problemas con ningún niño, todo lo contrario y el tuyo es especial. Perdona que te lo pregunte ¿Candido es normal?
- Como te pasas Ferry.
- No Lydia a tu hijo le pasa algo, deberías llevarlo al sicólogo, o no se ha desarrollado correctamente, o esta haciendo el papel de victima que lo lleva bien o tiene el complejo de Edipo, pero algo le pasa. No es normal que no tenga ningún amigo, y el único amiguito, por llamarle de alguna manera es uno que dice que puede atravesar árboles ¿Si te parece normal?
- Siempre te metes con mi hijo.
- No Lydia es por su bien y por el nuestro. Tu hijo nos va a costar la relación, si tú no haces algo, y tú lo sabes. Soluciónalo es tu papel, no el mío.
Ya teníamos morros para un rato, como decía mi padre “El que dice las verdades pierde las amistades”, y nunca mejor dicho.
Decidí por otro lado intentar contactar con empresas de la comarca, para desarrollar la actividad que estaba tan acostumbrado nefasto estuve una semana haciendo visitas y no había posibilidad ninguna, incluso la empresa que era el buque insignia del área estaba bajo expediente de regulación de empleo, toda la empresa auxiliar estaba igual y encima estábamos algo lejos de Barcelona. Había que buscar una solución, so sabía cual, pero había que buscarla.
Estábamos en plena armonización de nuestra convivencia, yo mantenía mi política especial, intentaba ser conciliador, pero con la prudencia de los temas a tratar, pulir aquellas cosas que Lydia no era capaz de hacer, quería un ambiente limpio de rencillas tontas. Una noche me quede con Noar en el sofá.
- ¿Qué ve Vd. Noar?
- El programa de debate de esta cadena que me gusta.
- Quería comentarle una cosa, siempre con un tono conciliador. Hay una cosa que a Lydia le molesta mucho, y se lo comento porque a ella le genera cierto dolor.
- ¿Qué le ocurre Ferry?
- Mire, yo siempre he entendido que cuando se esta conviviendo de esta manera, vatios grupos familiares, es bueno que haya cierta organización, y hay sitios comunes para hacer cosas comunes, y sitios privados para hacer cosas privadas. Enseguida entendió por donde iban los tiros.
- Se lo que me quieres decir Ferry.
- Ella le molesta mucho cuando se ponen el salón a decir cosas a su nieto de Emiratos, y se refugia en la habitación con sus hijos.
- No te preocupes, no volverá a pasar.
- Hay otro tema Noar.
- ¿Cuál Ferry?
- Deberíamos intentar que su hijo y su hija se hablen, por si a Vd. le pasa algo por lo menos puedan estar juntos en ese momento.
- Es imposible Ferry, Lydia tiene ese carácter.
- Mire dígale que me llame a mi, ya me encargare yo de hablar con Lydia, pero vivir con este odio no es bueno para nadie.
- Lo haré Ferry, y te estoy agradecida.
- No ya sabe el precio que tiene que pagar su hijo, cuando llame aguantar el chaparrón, pero por lo menos en ese momento que puedan estar todos juntos. Es una lástima Noar, si toda la fuerza que gastan Vds. en negativo lo hicieran en positivo, estarían muy lejos, es una locura de autodestrucción, pero yo soy el menos indicado para opinar, acabo de llegar.
- No te preocupes Ferry, es bueno lo que haces, ojala pudiera hablar así con mi hija, no puedo ese carácter nos va a matar.
No volvió a pasar, no había sido tan difícil, solo había que hacerlo, con un tono adecuado, y en un momento oportuno. Me fui a la habitación con Lydia, era hora de dormir.
- ¿Dónde estabas Ferry?
- Hablando con tu madre.
- Procura no hablar mucho con ella, no se lo merece.
- Mira Lydia, tu lleva la política que quieras, pero yo actuaré de la forma más adecuada, hablaré con quien quiera y cuando quiera, no quiero sembrar negatividad con nadie. Por cierto el tema de las gracias con su nieta, me ha dicho que lo harán en la habitación.
- Es que ella siempre lo hace en el salón y con todo el mundo delante.
- Ya esta Lydia solucionado, hay que creer en lo que dice.
Lydia se enfuruñaba siempre con su madre, con su padre no se hablaba, desde el incidente de la reunión familiar, como máximo alguna frase corta, nada más. Joder que difícil lo hacían todos.
Vino la final dela Champios League , en Roma Mayo 2009. Cogimos a los niños y fuimos a nuestro bar habitual a disfrutar la final. Ese bar tenia algo especial, nos trataban con mucha cortesía, nos reservaron la mesa de delante de la televisión y Pepa la dueña me dio el mando para que dominase la televisión, el bar estaba lleno de aficionados con la camiseta del Barça, gente con bocinas, vamos había un buen ambiente.
Pusimos nuestra bandera como mantel de la mesa, y las niñas llevaban unas capas con la bandera del Barça, el niño como siempre no se implicaba en nada. Fue una velada muy agradable, el Barça ganó su tercera copa y lo celebramos, el júbilo era inmenso, y hasta tomamos cava para celebrarlo. Las niñas se unían a la fiesta fácilmente, el niño le decía a Lydia que se aburría, no había que hacerle caso, era un aguafiestas habitual.
Vino la final de
Fue pasando la semana, con nuestra rutina habitual, había que sacar a Lydia de ese ambiente, darnos una pequeña alegría y le propuse a Lydia ir a pasar el fin de semana a un spa de la zona de Salou, que ya habíamos estado una vez, evidentemente dijo que sí Lydia. El viaje solo duraba una hora escasa.
- Buenas tardes tenemos habitación reservada, demos una en piso alto, con cama de matrimonio.
- Sí, aquí tengo su reserva, veo que ya habían sido clientes del hotel.
- Sí hace unos seis meses.
![]() |
Hotel Spa |
Nos asignaron la habitación séptima planta. Tomamos el ascensor transparente que mientras iba ascendiendo podías ir viendo el hotel, con un agujero en el centro impresionante. Las habitaciones estaban distribuidas en los semicírculos, que rodeaban aquella oquedad. Contraste de colores, rojo y blanco, que bonito era. Lydia siempre se paraba para mirar hacia abajo. Llegamos a la habitación y dejamos la maleta del fin de semana.
- ¿Qué te apetece Lydia?
- Podríamos ir al spa un rato y luego cenamos algo.
- Si no es mala idea, voy a cambiarme. ¿Te apetece que vayamos al cine? Hay esas multi salas de las Gavarres , están bien.
- Ahora Ferry, cuando bajemos miramos en el servicio de Internet gratis que hay en recepción.
Nos cambiamos y bajamos con nuestro albornoz al spa. Al bajar del ascensor vimos que al lado había una maquina de vending, nos acercamos con curiosidad, todos los productos eran de ámbito sexual, preservativos, anillos vibradores para hombres, cremas, etc.
- Que curioso ¿No Lydia?
- La verdad es que sí.
- Nunca he probado los anillos vibradores, después comprare uno y lo probamos ¿Te parece?
- Si Ferry.
Fuimos hacia el spa, ya lo conocíamos, estuvimos dándonos un baño en la piscina climatizada y disfrutando de los diferentes yakusis, dándonos unos masajes y disfrutando. Lydia se cogía de mí con sus piernas y nos besábamos. Había un pasillo que circundaba el yakusi central que era múltiple, ese pasillo tenía la medida justa, podías apoyarte con la espalda en una pared y los pies en la otra, se estaba cómodo.
- Mira Lydia esa pared tiene una experiencia.
- Si que la tiene Ferry, ¿Quieres probar?
- No, ahora no, quizá mañana. ¿Qué nos vamos y miramos lo del cine?
- Si que ya tengo las manos arrugadas, me doy un baño en la cascada y nos vamos.
Fuimos a recepción y escogimos la película que íbamos a ver. En las Gavarres cenamos en una franquicia de comida rápida, vimos la película y volvimos al hotel. Llamamos al ascensor, esperábamos al lado de la maquina de vending.
- No ibas a comprar no se que Ferry.
- Sí, no me acordaba.
Mire el número del producto, su precio, no era caro tres euros, ya veríamos que era exactamente, introduje el dinero, el número y la máquina empezó a mover la línea de producto para dejarlo caer en la bandeja receptora. Sorpresa, la máquina en vez de tirar una caja, tiro dos.
- Mira Lydia, me ha dado dos cajas.
- Que mala esta máquina, nos da trabajo. Nos reímos los dos.
- Bueno ya veremos que es exactamente, tenia curiosidad.
Mientras el ascensor nos llevaba a nuestra planta, Lydia me propuso de abrir una de las cajas, le dije que no que esperásemos a la habitación. Subimos abrazándonos y besándonos hasta nuestra planta.
- Por cierto hay una cosa que no te he explicado, Xavier me llamó ayer y estamos invitados a su boda.
- ¿Se casa Ferry?
- Sí con aquellas chica que conoció por Internet, chateando.
- ¿La de Gerona, Ferry?
- Sí, tenemos que ir, también a invitado a Pepe y Gabriel, los conocemos a todos.
- ¿Cuándo es Ferry?
- Finales de Junio, ya me enviara un plano, es un pueblo cercano a Gerona, ya ultimaremos detalles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por el comentario, me ayudara sin duda