El sábado después de la firma aprovechamos para comprar cosas que necesitaba. Compre algo de ajuar, sabanas, colchas, etc., y algo de comida básica y una buena botella de cava. Recogí a Lydia como habíamos quedado, sobre las 10 de la mañana y fuimos al apartamento, su madre y ella me habían comprado un sin fin de toallas como regalo, y yo le comente a Lydia que quería hacer una fiesta con mis amigos para enseñarles el apartamento.
Recordaba el día anterior cuando se fue Montserrat y nos dejo solos, Lydia me abrazo y beso.
- Por fin solos Ferry
- Si Lydia, había que pasar por Montserrat, que mujer más desagradable por Dios, parecíamos sus hijos.
- Bueno ya tienes casa Ferry.
- Yo por tener ya tengo una, pero esta será nuestra casa, ahora solo falta organizarse un poco, pero por lo que estoy en la semana, me sobra hasta espacio.
Lydia me besaba y me llevaba hacia el sofá, que también era de Ikea, que cosa mas incomoda. Se sentó estirada e hizo que me sentase a su lado, de forma que su cabeza quedaba en mi regazo.
- ¿Que planes tienes para hoy Ferry?
- Me gustaría colocar todo esto y sobre todo localizar la ropa para el viaje de la semana que viene, me voy a Huelva como te dije.
- Si esta vez coincidiremos en el aeropuerto de Sevilla, yo voy a Córdoba. Espera, con voz muy dulce, repetiré mi pregunta ¿Que planes tienes para hoy Ferry?
- Lydia que te veo venir. Tenemos que hacer compras, tendríamos que hacer una lista de lo básico. He visto que en el polígono cercano hay un Carrefour Express, y un chino, podemos ir a mirar, pero antes deberíamos inspeccionarlo todo.
- Me parece una buena idea. Y no tienes más planes.
- Pues si que tengo planes, por ejemplo podemos ir a comer al restaurante de Canyelles, se come bien y ya nos conocen, ya exploraremos por aquí. Y luego…., me quede en silencio esperando que preguntase.
- ¿Y luego que Ferry?
- Pues que tenemos una botella de cava en la nevera, la podemos beber en la cama ¿Qué te parece? O podemos estrenar el sofá, lo que te apetezca, bueno si te apetece.
- Pues me parece que estamos perdiendo el tiempo, venga a la revisión, a las compras y a comer, que tengo unas ganas de beber cava que ni te imaginas.
Así lo hicimos, llegamos al restaurante sobre las 15 horas, ya habíamos repetido alguna vez. Nos recibió la madre de la dueña, con su sonrisa acostumbrada, ella sabia que éramos dos enamorados y no se porque le caíamos en gracia.
- Hola señores, como están, nos dijo al entrar.
- Bien gracias, veníamos a comer.
- Pues tienen su mesa libre, señalando la mesa redonda que nos gustaba.
- Gracias, encaminándonos hacia ella.
Era curioso ella sabia lo que queríamos, queríamos intimidad y lo sabia. La comida transcurrió con los comentarios habituales, y el que nunca faltaba eran sus hijos. Ya los había un par de veces. El niño traería problemas, las niñas no, pero el niño seria un problema serio, se le notaba en la mirada, yo esperaba que la piscina ayudase a romper las distancias ya veríamos, pero ese niño podía romper la relación. Yo nunca había tenido problemas con los niños, todos mis sobrinos estaban locos por mí, era curioso, pero este era especial. Tomamos nuestros cafés especiales y pague.
- ¿Nos vamos Lydia?
- Si que tenemos trabajo.
- La verdad es que si, tenemos que colocar todo lo que hemos comprado.
- Me estoy refiriendo a otro trabajo Ferry, ese esta hecho en cinco minutos.
- No te preocupes tenemos toda la noche, además quiero encender las velitas que hemos comprado en el chino, son raras.
Dándonos un beso nos levantamos de la mesa y fuimos para el apartamento.
Hicimos el trabajo, todo el trabajo, fue una noche encantadora, palabras de amor, gemidos, susurros y alguna que otra ducha, para volver a empezar. Por fin nos dormimos.
Sonó el despertador y ya era domingo, las ocho.
- Joder Ferry, que pasa que tú no duermes.
- No Lydia que tengo que ir a casa coger las cosas y volver. Aunque sea un paso que lo tengo asumido va a ser duro.
- Es verdad no me acordaba, en cinco minutos estoy arreglada y me llevas a casa, ya me llamaras y me recoges cuando bajes.
- Sin duda Lydia.
- Ya traeré yo algo para comer, que mi madre es una buena cocinera y hoy hacia canalones así podemos estar aquí toda la tarde.
- Probaremos esas exquisiteces. Piensa que yo siempre he estado rodeado de muy buenas cocineras.
La deje en casa, fui recogí mis cosas y volví a recogerla. La llame cuando me faltaban cinco minutos para llegar. Pare como acostumbraba, esos 20 metros para verla venir, traía una bandejita en la mano, eran los canalones. Fuimos para casa y nuestra primera comida a la que le hicimos todos los ceremoniales. Realmente estaban exquisitos.
- ¿Qué tal Ferry los canalones?, mientras comíamos.
- Puedes felicitar a tu madre de mi parte, sonriendo le pregunte ¿Qué sabe hacer más?
- Bueno Ferry, lo iras descubriendo poco a poco.
- Se me avecina un buen futuro creo, al menos de la cocina.
- Ya lo veras Ferry.
- Tú debes de ser el mejor pastelito que ha hecho nunca Lydia.
- Como eres Ferry. ¿Quieres pastelito de postre?
- Pues espera que me lo pienso, SI.
Hicimos el amor de forma alocada, fumamos un cigarrillo.
- Tengo que estar en casa antes que lleguen los niños.
- No te preocupes llegaremos Lydia.
- Sabes como mañana tenemos que coger el mismo avión a Sevilla, ven a buscarme sobre las 22 y dormiré aquí contigo, así nos vamos juntos al aeropuerto.
- ¿Cuántas noches dormiremos juntos Lydia?
- La verdad Ferry, es que me gustaría dormir todas las noches contigo, haré lo posible, pero acuérdate que tengo hijos y también me gusta llevarlos al colegio por las mañanas y ahora solo puedo los viernes.
- No te preocupes Lydia lo arreglaremos de alguna manera.
Mientras nos abrazamos y besamos.
- Ferry y si ponemos la televisión al pie de la cama, se está mas cómodo aquí que en el sofá.
- No es mala idea, pero anulamos la sala entonces. Encima de una silla quedara bien. La verdad es que ese sofá es una maldición y eso que es nuevo.
- No te preocupes Ferry, lo utilizaremos para otras cosas.
Reímos los dos mientras nos vestíamos para llevarla a su casa. Yo cenaría en cualquier sitio, había una gasolinera que tenia un restaurante que tenia buena apariencia, un bocadillo estaría bien. Vería el fútbol y me iría a recogerla directamente. Había algo que me había dado cuenta enseguida, no soportaba la soledad, no quería estar solo.
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