Viernes 10:30 entraba en la oficina después de mi sesión matinal de dentista. Siempre iba dolorido pero al cruzar la puerta disimulaba, una sonrisa y unos buenos días a la recepcionista.
Teníamos una sala donde esperábamos que Pedro nos llamase para despachar el expediente de la empresa de la semana. Ese día fue diferente la gente me buscaba, haciendo preguntas machistas sobre la nueva, las cuales no respondía, sencillamente contestaba que había que tener un respeto al todo el mundo. Tampoco se porque, ya que nunca comentaba nada de mi vida privada, tenia fama de ligón.
Entre en la sala buscando a Lydia con la vista, no la vi y la busque por el resto de la oficina, estaba en la máquina de café haciéndose un chocolate.
- Hola Lydia que tal, ¿has descansado bien?
- Si ya me he recuperado del viaje, contesto mientras me daba dos besos en la mejilla.
En ese momento salio Pedro de su despacho
.
- Hola Ferry pasa que despacharemos.
- ¿Viene Lydia también?, pregunte a Pedro.
- No primero contigo a solas.
Entramos en el despacho y cerro la puerta.
- Bien Ferry que tal la nueva, pasa la prueba o no.
- Pedro, Lydia no sé tiene algo especial, tiene instinto de matar, buen comportamiento, débil en contabilidad pero con el programa que llevamos es fácil incluso para un inexperto, tiene experiencia empresarial, creo que puede ser un buen elemento en 3 ó 4 semanas.
- La semana que viene la haré salir con Ángel para que finalice su training, ¿Qué te parece?
- Buena idea Pedro, es otro estilo por lo que me han contado.
- Después queda en tus manos, apóyala porque te llamara pidiendo socorro, Ferry.
- No te preocupes Pedro, ya sabes que nunca le niego ayuda a nadie, eso si en el horario que yo pueda, no quiero poner en riesgo el cliente que tenga asignado.
- Ferry dile a Lydia que pase.
- Lydia ¿puedes pasar?, entreabriendo la puerta.
- Si como no, contesto ella.
Nos sentamos los tres en aquella mesa redonda donde Pedro le expreso parte del informe que yo le había dado y anunciándole que la semana entrante saldría con Ángel. Ella manifestó su aprobación.
Pedro pregunto a Lydia que opinión tenía sobre el tipo de trabajo a desarrollar. Ella lo resumió en la palabra “duro”.
Salí del despacho y Pedro hizo entrar a Ángel para anunciarle que la semana entrante iría acompañado de Lydia. Yo mientras tanto entre en la sala de analistas y salude a mis compañeros con el clásico saludo semanal “Hola a todo el mundo menos a uno”, era una broma habitual. La verdad es que yo era el líder en aquella sala, y los demás lo sabían.
Al poco salido Lydia, se la veía nerviosa, no estaba acostumbrada a contenerse, y la verdad es que las conversaciones con Pedro acostumbraban a ser duras en tono, había que acostumbrarse.
- Lydia, tomamos café en el bar de abajo, le pregunte.
- Si por favor Ferry sácame de aquí.
Se convirtió en una costumbre, cuando acabábamos la oficina siempre íbamos a tomar algo. Para esa hora del día mi tratamiento dentista ya no me molestaba y podía estar de buen humor.
Entramos en el bar que era de cierto señorío, había un camarero llamado Manuel que siempre gastábamos bromas los viernes.
- Nos ponemos en la barra, ¿si?
- Como no Ferry.
- Que tomas pregunte.
- Un batido de chocolate.
-
Le hice la comanda al camarero que se acerco saludándome.
- Buenos días Manuel.
- Buenos días Sr. Ferry.
- Bueno Lydia que empresa os han dado para la semana entrante a ti y a Ángel.
- Una de ganado en Lérida, no se en que población exactamente, tienen 3000 cabezas de vacuno y la madre ha firmado el análisis porque dice que su hijo no la gestiona bien.
- Esta vez harás menos kilómetros, será más descansado. Ya veremos que es capaz Ángel de venderles.
- Es un tipo raro ¿no? Pregunto Lydia.
- Bueno es diferente, pero agradable, para mi es empalagoso en su manera de proceder, pero ahí esta la gracia en la diferencia de todos nosotros. Recuerda lo que te dije cuando viniste conmigo, actúa del mismo modo, si tienes algún problema llámame al móvil. Si no te contesto no te preocupes, es que estoy con el cliente, en cuanto pueda te llamo.
Era el momento de cambiar de tema y saber un poco más de ella.
- Que tal tus hijos ¿te echaron a faltar?
- Si mucho están acostumbrados a encontrarme en casa cuando vienen del colegio. Este fin de semana tendré que distraerlos de alguna manera. Este fin de semana me toca a mí.
- Bueno estarás distraída con todos ellos. Bueno Lydia yo me tengo que ir, que soy Administrador de una asociación de comerciantes y siempre me paso cuando acabo de aquí los viernes, así los sábados los tengo libres, el domingo hago la maleta y al destino, tengo que coger el avión a las 7:00 de la mañana.
- Por cierto ¿donde te envía Pedro?
- A una constructora de Sevilla, parece un buen cliente sobre el papel, ya veremos cuando lo conozca, espero que no sea como el de esta semana.
- Yo también me iré, que tengo un trozo. Hacia donde vas, pregunto Lydia.
- ¿Por qué?
- Es que voy a Sants a coger el tren y hay mala combinación.
- No te preocupes te llevo, que a mi me da lo mismo coger la Diagonal que Gran Vía.
Antes de bajar del coche me dio un beso por mejilla, deseándome un buen “finde”. Le respondí con el mismo deseo.
Era curioso, yo nunca besaba a nadie, siempre he dado la mano, y eso que en la familia nos besamos hasta los hombres, pero los extraños a la familia con la mano siempre había bastante. Con Lydia se había convertido en una costumbre.
Continuaba teniendo esa sensación extraña cuando la tenia a mi lado y yo seguía pensando que era un capricho y que no era sentimiento, pero me ponía nervioso de verdad. Que raro era, era una sensación que no podía controlar, yo el hombre de hielo se derretía en su presencia. Seguía pensando “ya se te pasara Ferry, no hagas tonterías”.
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