lunes, 18 de abril de 2011

El retorno.

Llego el miércoles, el informe estaba preparado. Quede con Lydia a la hora acostumbrada en recepción, hice el pago del alojamiento, nos despedimos de Noa que nos facturo la estancia. Lydia le estrecho la mano agradeciéndole la información que nos había facilitado, por el contrario para despedirse de mí salio del mostrador y diciéndome “ha sido un placer conocerle” y deseándonos un buen viaje me dio un beso por mejilla.
Yo me quede sorprendido, pero bueno son cosas que pasan a veces, no había mala intención entendí ni entendía ese trato, pero tampoco iba a preguntar.

Nos dirigimos al cliente, nos reunimos con el Sr. Zacarías para efectuar el cierre, vamos presentarle la propuesta de intervención con los servicios que solucionarían los problemas de su empresa a un coste determinado. El cierre fue duro, Zacarías no quería servicio alguno, solo quería comprar el conocimiento, Ya sabíamos que era un “chupa análisis”. No tire la toalla en ningún momento, insistí e insistí. Saque todo el conocimiento que tenia, todas las estrategias conocidas. Al cabo de dos horas, dejamos de luchar para que firmase. Le entregue las facturas de nuestros servicios y concluimos nuestra intervención.

-         Pueden esperar en la sala, en unos momentos mi hermana les traerá los pagares con copia de las facturas y un recibo.
-         Muy bien Sr. Zacarías, aquí esperaremos, fumando un cigarrillo.
-         Aprovechen que el viaje es largo, contesto.
-         Bueno Lydia, ¿Qué te ha parecido?
-         Estoy sorprendida, nunca me imagine que fuese tan duro. Has sacado una bestialidad de concepto, lo has acorralado en muchas ocasiones, no tenia argumentos, y aun así y todo no ha quería firmar.
-         Es normal, Lydia, ya te comente el primer día que este hombre tenia el perfil de “chupa análisis” y que iba a ser difícil que nos comprase nada, pero lo he intentado hasta el final.
-         Pero nunca podré hacer lo que he visto, esto a mi me va grande, no podré, reiteraba Lydia.
-         No te preocupes Lydia, ya te ayudare al principio

Mientras esperábamos apareció Bakar, yo pensé que nos traía los pagares, no fue así.

-         Agur dijo, Bakar mientras se acercaba a nosotros atravesando la sala.

Nosotros mirábamos como se acercaba con una sonrisa.

-         Hola Bakar, dije.
-         Se me ha acabado el tabaco, que fuman Vds., pregunto
-         Fortuna rubio, ¿le apetece?, dije
-         Vaya mierda de tabaco, aquí no fumamos eso. Dio media vuelta y se fue.

Lydia y yo no miramos sorprendidos mirándonos uno al otro y con caras de no entender absolutamente nada. No se que tipo de persona era la tal Bakar, que grosería la suya, pero bueno ya se acababa, nos pagaban y nos íbamos. Al poco se presento la secretaria de Zacarías, nos entrego los pagares y nos fuimos.
Subimos al coche, programe el navegador, y hacia casa, nos esperaba unas 6 ó 7 horas de viaje, dependía del trafico y las ganas de pisarle al coche que tuviera. El viaje transcurrió con diferentes conversaciones, entre Lydia y yo, junto con bastantes cigarrillos.

-         Que tal Lydia, cual es la sensación.
-         Que esto es muy duro, durito de verdad.
-         No te preocupes, te ayudare al principio, le conteste. Si te aceptan es normal que yo haga de apóstol.
-         Que es un apóstol, pregunto.
-         Es la figura de quien te ayuda un poco, te dirige y a quien puedes consultar las dudas, veras que con el  tiempo te servirá de mucho, es estrategia con los nuevos en muchas compañías. Bueno si Pedro te acepta en la compañía.
-         Tienes que informar a Pedro, supongo.
-         Si, le dije, en las llamadas de cada noche que tengo que hacerle, me pregunta sobre ti, tu comportamiento, tu actitud y el viernes en el despacho tengo que informarle a fondo.
-         ¿Qué le vas a decir a Pedro?, dijo Lydia.
-         Discúlpame Lydia, pero eso es cosa nuestra.

Se marco un silencio durante bastantes kilómetros, solo se oía la radio con alguna música suave. A los dos nos gustaba la música. Yo para los nombres soy fatal en cambio con un simple tono sabia que canción era. Musitábamos de vez en cuando, nos mirábamos de soslayo y sonreíamos cuando alguno de los dos cogia el hilo de la canción, casi se había declarado un concurso de a ver quien adivinaba la canción antes, era un acuerdo de nuestro subconsciente. De repente un largo silencio.

-         Ocurre algo Lydia, ¿piensa en sus hijos?
-         Si estaba pensando en ellos, que con este trabajo si me aceptan los veré poco.
-         Tu divorcio fue por malos tratos ¿verdad? Cambie totalmente la conversación quería saber el porque alguien decidió no compartir la vida con alguien como ella.
-        
Lydia se quedo sorprendida por la pregunta tan directa, perpleja por completo me dijo ¿Cómo lo sabes?

-         Sencillamente me lo imagino, tienes cara de haber sufrido mucho.

Empezó entonces a explicarme los antecedentes. Había sido empresaria de un taller industrial que era un poco la extensión del que había montado su hermano allí por Olot, eran empresas hermanas. Su madre no era española, era del mediano Oriente, por eso sus características faciales tan esplendidas. Su hermano fue asfixiando la empresa con diferentes préstamos.

La localización de donde vivían ahora, fue debida a buscar naves industriales de menor coste posible y en poblaciones cercanas al mar y finalmente se ubicaron en la comarca del Garraf.
El negocio no iba mal, eran proveedores de servicios de la empresa que era el buque insignia de la zona que tenia una patente mundial. Los prestamos que iba adquiriendo el hermano para la empresa y avalados por la suya agotaron los recursos hasta llegar al cierre, con deudas con la seguridad social y otras, que en la actualidad la bloqueaban por completo. El sueño empresarial no duro demasiado.

-         Lydia, le dije, yo tengo temas pendientes en Republica Dominicana y tendría que volver a ir allí para solucionarlos. Tuve negocios de importación de frutas tropicales y exportación de quesos. Es algo que me gustaría poder volver a intentar, pero necesito alguien que me ayude de verdad. Ahora tenia un socio que era un representante político de ese país en España, pero no esta por la labor, a esa gente le falta compromiso de verdad, todos se dedican a algo que ellos le llaman el “chilineo”, vamos a obtener algunas monedas con el engaño para subsistir. Imagínese el primer envió que hice tuve que ir a comprar los embalajes a Guatemala. Todavía recuerdo la situación, cuando llegue a la isla para el primer envió, Mariano, el cónsul, me llevo a un almacén cerca de la población de Navarrete, él contaba con la ayuda de alguien que decía que era Ingeniero Agrícola. Llegados a ese almacén vi que el cartonaje con el que pretendía hacer el envío a España eran cajas de leche Parmalat. El cabreo que pille fue monumental. Es un ejemplo, creo que hay que intentarlo nuevamente, pero me gustaría exportar vino y aprovechar el viaje o los viajes para introducir una marca determinada. ¿Qué le parece Lydia?

Lydia no contesto, se quedo pensativa.

-         Lydia ¿vendrías conmigo a Republica Dominicana?

Respondió de forma inmediata que si, casi sin pensarlo.
Me sorprendió tanta rapidez, y la contundencia de ese si. Ese si significaba algo mas que la afirmación, significaba compromiso y haber detectado una oportunidad de cambio total.
Habíamos llegado al peaje del Vendrell, en 20 minutos me presente en la puerta de su domicilio, la verdad es que pare unos 20 metros antes con la excusa del aparcamiento. Bajamos del coche, saque su maleta y se la entregue.

-         Lydia, nos vemos en la oficina el viernes sobre las 10:30, la hora oficial son las 10 pero tengo que aprovechar e ir al dentista a las 8:00, es el único día que puedo ir. Si llegas y no estoy, espérame entraremos juntos en el despacho de Pedro. En la oficina intenta ser muy prudente, piensa que todos son tiburones.

Lydia esbozo una gran sonrisa.

-         No te preocupes Ferry se cuidarme y muchas gracias por estos días, han sido muy duros pero me los has hechos muy agradable. Eres una persona muy inteligente nunca había visto a nadie así.
-         Nos vemos Lydia el viernes, cuídate mucho.
-         Hasta el viernes Ferry.

Nos despedimos con dos besos en las mejillas. Me quede de pie en la parte trasera del coche mirando como se alejaba de mí lentamente, con esa manera de andar que me había conmocionado la primera vez. A pesar del cansancio del viaje hubiera estado conduciendo mil kilómetros más si eso hubiera significado que ella estaba a mi lado.
Estaba preocupado al mismo tiempo, intentando decidir si esas sensaciones que tenía eran un capricho o eran sentimientos. Yo una persona de ideas claras, a mi edad, estaba totalmente confundido.
Ya se me pasara, pensé, y si no se me pasa tendré que hacer algo. Arranqué el coche y me fui, mirando por el retrovisor si ella miraba desde algún sitio.

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