viernes, 22 de abril de 2011

Su primera salida

En cuanto finalicé toda la parafernalia administrativa baje hacia el bar, eso si fumándome un cigarrillo como los aviadores cuando cumplen el objetivo. Entre en el bar, Manuel al fondo me saludo con la mano, Lydia sentada en la barra, justo en el mismo sitio donde estuvimos la semana anterior, esbozando una sonrisa cuando noto que Manuel me saludaba. Me acerque a ella mirándola por completo de pies a cabeza disimuladamente, solo se definía con una palabra, impresionante. Centraba mi mirada en sus ojos conforme me acercaba a ella.

-         ¿Que tal Lydia? Como ha ido con Pedro.
-         Yo nunca me acostumbrare a Pedro, dijo Lydia, ese tomo tan seco y duro.
-         No te preocupes Lydia poco a poco te iras acostumbrando, piensa que él esta haciendo su papel, y no es fácil. ¿Le apetece tomar algo?
-         ¿Me vas a tratar de Vd. ahora, Ferry?.
-         No perdona, cambio el chip enseguida.
-         Me tomare otro batido.
-         OK Lydia. Manuel pon un batido y a mi una copa de cava.
-         Al momento Sr. Ferry, contesto Manuel.
-         Si que vas fuerte por la mañana, dijo Lydia.
-         A no es que tengo la costumbre que las semanas que firmo me desayuno con cava, bueno es casi el aperitivo que ya es mediodía.
-         ¿Cómo es que no has entrado con Ángel a explicárselo al grupo de expertos, Lydia?
-         Me lo ha comentado pero ya son demasiadas emociones en un mismo día, el cliente que me han dado y mas reuniones me sobrepasa.
-         Así que te han dado un cliente para la semana que viene. ¿Dónde vas Lydia?
-         Me envían a Alicante a una constructora. ¿Supongo que puedo llamarte para que me eches un cable, Ferry?.
-         Como no. Llámame cuantas veces quieras, la mejor hora es a la hora de comer o por la tarde noche. Pero si te hace falta cualquier otro momento no dudes, yo te devolveré la llamada lo antes posible. ¿Nerviosa?
-         Pues si, muy nerviosa. Dos semanas, estilos diferentes y venga a torear.
-         Lo harás bien Lydia no tienes que preocuparte, procura instalarte en algún hotel que tenga Internet por si tengo que enviarte o quieres enviarme algún documento. ¿Te han dado todos los formularios?
-         Si Ferry los tengo desde la semana pasada.
-         Pues nada ahora solo hace falta un poco de suerte y ya esta. Piensa una cosa, has de firmar algo en tres semanas si no te echaran. Es así de duro. Déjame ver el expediente.
-         Toma lo tengo en el sobre.

Me acerco el sobre con la mano, nuestras manos se rozaron y sentí un escalofrió profundo, parecía un niño un simple roce con ella y me generaba esa sensación. Lo abrí, leí el expediente, el informe de comercial, la facturación y en que visita había firmado el comercial.

-         Mira Lydia esta firmado en la 4ª visita, eso quiere decir que lo ha firmado convencido. Ves estos son los datos que debes fijarte, el resto es paja, no sirve para nada. El dato más importante nunca esta escrito y lo descubrirás cuando conozcas al cliente, y es su predisposición a arreglar su empresa, ya sabes la conferencia de apertura, utiliza el tiempo que haga falta pero es importante que la hagas bien. ¿Te han dado el guión de la entrevista?
-         Si, si lo tengo Ferry. Tengo todo, hasta demasiado que me hago un lío con los papeles. ¿supongo que a todos nos ha ocurrido lo mismo al principio?
-         Claro que si Lydia, tranquila. Pero te voy a dar un consejo, práctica la entrevista en casa, de esa forma te saldrá bien a la primera, y apóyate en el guión. Haz como si fuese una plantilla a cumplimentar, hazte una fotocopia y ráyala todo lo que quieras, lo importante es que no se te escape nada.  Bueno yo me tengo que ir Lydia, ya sabes al pluri, como si no trabajase en toda la semana, pero me va bien para mis gastos extras.
-         Me llevas hasta donde el otro día, dijo Lydia. Como no tengo niños he quedado con una amiga para tomar algo, allí cerca de la estación  de Sants.
-         Claro que si, venga vamos.

Pagué la cuenta a Manuel, y fui pensando hasta el coche, claro cada quince días tiene los fines de semana libres, le sentara bien relajarse.
Por el camino me fue explicando quien era su amiga, una rumana lesbiana que había conocido cuando se dedicaba a la venta de telefonía. Por lo visto tenia un cierto carácter artístico y le gustaba tomar cerveza con ella, luego se iría a casa y quizá el sábado saldría por la noche. Llegamos a la estación.

-         Pues ya hemos llegado Lydia.
-         Que corto se ha hecho, Ferry.
-         Hemos cogido todos los semáforos en verde de la calle Numancia. Con todos mis respetos Lydia, es que no has parado de darle a la peladilla, hay que ver como hablas, coges el hilo y tiras hasta el final.
-         Ha si me pasa a veces cuando estoy a gusto con alguien. Me acercas hasta la carretera de Sants, allí en la placeta del final.
-         Si como no.

Llegados allí, aprovechamos el semáforo en rojo, nos despedimos como de costumbre, bajo del coche y pude ver como se iba alejando lentamente con ese movimiento que me encantaba, tanto me encantaba que hasta los coches hicieron sonar el claxon ya que el semáforo estaba en verde y yo seguía parado.

Seguía teniendo esa sensación rara, algo que no había sentido nunca de esa forma, era extraño me encontraba a gusto a su lado, sereno pero nervioso al mismo tiempo y me gustaba estar con ella. Al mismo tiempo me decía en mi interior “tranquilo que debe ser un capricho, serénate y piensa que es del trabajo”, mensaje que me repetía constantemente, pero no hacia efecto en mi, mi pensamiento iba con ella.

El lunes ella en Alicante yo en Zaragoza. Sobre las 21:00 suena el móvil, miro el número, era Lydia.

-         ¿Qué se explica la analista?
-         Hola Ferry, ¿molesto?.
-         No, ni mucho menos, he acabado de cenar, iba a tomar café, si te apetece ya sabes te coges un avión que te espero.

Reímos los dos por teléfono. Su voz era nerviosa se notaba que era el primer día, había que relajarla un poco del impacto, todos hemos pasado por ello y sabemos como es ese día, es infernal.

-         ¿Has hecho la llamada del amor Lydia?
-         ¿Qué llamada del amor Ferry?
-         Perdona, es como yo le llamo a la llamada que hay que hacer a Pedro por las noches, informándole como va todo.
-         A si me habías asustado Ferry, pensaba que me decías si había llamado a mi pareja, y yo no tengo pareja Si, si que la he hecho vaya trago. Que tío más seco ¿no?
-         Recuerda lo que te dije, Pedro hace su papel, y su papel es apretar. Tienes que ser lista, si lo ves alterado, pasa de él, se breve y concisa. Vete con cuidado con coger compromisos que después no se cumplan, porque entonces te cae el chorreo padre. Piensa también que estar solo de viaje durante muchos años, la gente coge manías o vicios raros. Si algún día no le entiendes cuando habla, haz ver que se te acaba la batería y que le llamaras por la mañana a primera hora, hazme caso y sufrirás menos. Bueno, ¿Qué tal el cliente?
-         Bien, contesto Lydia, lo he hecho como tu lo hicistes y creo que me ha salido bien. Me han dado los balance y ya me estoy peleando con ellos, después haré un poco de informe y a dormir, que a mi me gusta mucho dormir.
-         Es normal, si no estas acostumbrada, el viaje cansa y si el sábado salistes pues lo llevas acumulado.
-         No, no salí al final Ferry. ¿Tú saliste?
-         Si un buen rato a romper algún corazón.
-         ¿Y como te fue Ferry?
-         Los caballeros no comentan esas cosas Lydia, eso es secreto del sumario, pero fue bien.
-         ¿Así que rompiste algún corazón, Ferry?
-         Pasemos pagina Lydia, no me gusta comentar mis “fechorías”, piensa que incluso a mis amigos no les comento nada, soy cazador solitario, soy comos los pumas no como los lobos.
-         ¿A ver si nos vamos a encontrar algún día Ferry?
-         Es posible Lydia, pero ese día haré ver que no te conozco.

Reímos los dos u buen rato, hasta pasada más de una hora de conversación.
Nos conocíamos hacia dos semanas y ya había hablado con ella por el móvil más que con otras personas en toda mi vida, no había llamada que no durase una hora. Siempre había un tema que comentar, o una anécdota o cualquier otra cosa, siempre nos relajábamos y reíamos.

-         Bueno Lydia te voy a dejar que ya llevo tres cafés y tengo que currar un rato, supongo que tu también ¿no?
-         Si, estoy con los balances y estoy súper liada.
-         Hasta mañana Ferry, que descanses.
-         Haremos lo que podamos Lydia, pero sin duda dormiré relajado esta noche. Que descanses.

Era curioso hablar con ella eraconseguía llenarme de sosiego, pero seguía con esa sensación que se iba incrementando, y empezaba a preocuparme. Mi mensaje interno no funcionaba y me hacia una pregunta ¿Cuánto tiempo tienes que dejar pasar, para saber que no es un capricho?


En las siguientes noches la llamada era puntual, a las 21:00 horas. Transcurrieron sin contenidos muy diferenciados, pero en la del miércoles se notaba un tono más nervioso. El jueves tenia que presentar el proyecto al cliente y no sabia que presentarle. Al final tuve que animarla, casi diseñarle el proyecto por teléfono y sobre todo decirle una frase, que se la dije muchas veces en otras llamadas.

-         Tu puedes Lydia, pruébalo que entra, el cliente lo firmara. Piensa eso “Tú puedes”, y además tienes que creértelo, eso te dará fuerza para defender el proyecto delante del cliente.

El viernes por la mañana cuando me vio en la oficina, no me saludo como de costumbre, me cogio la cabeza y ladeándome la cara me dio un besazo en la mejilla diciéndome:

-         Te estoy agradecida, me he llevado las 100 horas que me dijiste. Estuve pensando en esa frase y funciono, no tuve grandes problemas. Que contenta estoy.

En todo el rato que estuvo hablándome fue cogiéndome la cabeza, una mano a cada lado. Era increíble, me estaba destrozando internamente sus manos me estaban asiendo, y el beso me dejo descuadrado.

-         Me alegro mucho por ti Lydia, ves como no era tan difícil. Al final lo has conseguido y a la primera. Ya estas salvada, has firmado la primera semana. Todo solucionado, ahora es cuestión de rodar y rodar unas cuantas semanas más, y después te darán clientes mas importantes hasta que la complejidad del cliente supere tu formación. Vamos que estas con nosotros.
-         ¿Has hablado ya con Pedro, Lydia?
-         Si, me ha felicitado, aunque en ese tono que tiene él.
-         ¿Y a ti como te ha ido Ferry?
-         Bien me he llevado 120 que buenas son, ya que el cliente tenia poca tesorería. El comercial maño es un jodido, hace cada venta que después te estas el primer día levantándola y te queda menos tiempo para trabajar. Vaya curro que me he pegado esta semana.

Entro ella primero con el grupo de expertos, yo esperaba a que me llamasen. Cuando salio me dijo:

-         Ferry te espero a bajo, donde siempre que hoy pago yo.
-         Si es así Lydia, no te preocupes que seguro que bajo.

Reímos los dos, y desapareció de la oficina. Pude verla como se alejaba hacia la puerta, un placer observarla, me llenaba los ojos de alegría su presencia.

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