Ocurrió, me dormí. Eran las 10:15 cuando hoy el teléfono de la habitación.
- ¿Si?
- Hola Ferry soy Lydia, ya es tarde le estoy esperando en recepción.
- Discúlpame, bajo en nada, diez minutos, lo siento.
La verdad es que había cogido la cama con ganas, estaba cansado, demasiadas emociones juntas y muchos kilómetros. Mire el reloj, me dije bien vamos bien de tiempo. Tome una ducha rápida, me afeite y me vestí. Record 10 minutos. Ya estaba acostumbrado a estos sprints.
Al salir de la habitación, coincidí con la recepcionista en el pasillo. Llame el ascensor, tardo en llegar aunque solo eran dos pisos, dio tiempo a que la recepcionista llegase a mi lado.
- Buenos días, le dije.
- Buenos días, ¿ha descansado Vd.?.
- Un poco, justo para cargar las pilas, que son alcalinas.
- Ja, Ja.. exclamo ella.
Llego el ascensor, se abrieron las puertas y le cedí el paso.
- Por favor, haciendo u gesto de cortesía con la mano.
- Gracias, me dijo.
- A planta baja, pregunte.
- Sí, por favor.
Se abrieron las puertas en planta baja, su cara cambio cuando nos vio que salíamos juntos del ascensor.
- Hasta luego, le dije a la recepcionista.
- Hasta luego Señor.
- Hola Lydia, discúlpeme pero la cama tenia una pelea pendiente conmigo, y me gano.
- No se preocupe.
- ¿Ha descansado?, pregunte.
- Solo tome una ducha, y me estire a ver la tele un poco, básicamente noticias no hay nada mas a esas horas.
- Es importante saber que hacen el resto de los humanos, cuando uno descansa, no vaya a ser que no cuenten con uno.
Su expresión era sería, mucho mas tarde sabría porque.
Pusimos los portátiles en el coche, y dirección al cliente.
- A la guerra, exprese.
- No será para tanto, dijo Lydia.
- Bien es lo más parecido a una guerra. Primero se aproxima al cliente, se le estudia, se le rodea, se le monta un cerco de gravedad, se ataca cuando esta débil y al final se mata.
Se le generaron expectativas. El navegador que era malo no acababa de encontrar el polígono que íbamos. Al final tuvimos que preguntar y entre unos y otros llegamos al cliente. Era un polígono disperso en una montaña, las calles iban ascendiendo por la montaña. La nave del cliente estaba al final de la última calle, vamos arriba del todo. Vimos el cartel Zurraima.
- Ya hemos llegado. Hay que acordarse del camino, esto no es fácil y además esta mal indicado.
- Ahora toca centrarse en el cliente.
Lydia escuchaba. Mire su cara, mientras le pasaba el portátil, su semblante se había relajado, no era la expresión de la noche anterior, pero sobre todo no era la de la mañana, que cambios, sorprendentes.
- Vamos a ver, dije a Lydia, mientras caminábamos hacia la entrada de la nave.
- - Hola buenos días, dirigiéndome a un operario del almacén, por donde entramos ya que la persiana estaba abierta.
- El Sr. Zacarías.
- Si tienen que ir por esas escaleras del fondo, en el primer piso están las oficinas.
- Gracias le conteste, mientras no dirigíamos hacia las escaleras por donde subimos.
- Hola, buenos días el Sr. Zacarías, somos analistas de la empresa Estudios Económicos. Han encargado un análisis.
- Si, soy la hermana del Sr. Zacarías, ahora le aviso, mientras tanto pasen a esa sala y póngase cómodos.
No se porque no le caímos bien, su forma de expresarse, sus gestos no eran nobles y eso que íbamos de etiqueta. Que guapa que iba Lydia, sencilla pero elegante.
Entramos en la sala y nos sentamos. Vimos un cenicero en la mesa con alguna colilla, pero no nos atrevimos a fumar. Era curioso, estaba prohibido fumar en las empresas, y por el contrario en el 95% de ellas se fumaba, vaya ley que nadie respetaba.
Mientras tanto le comente a Lydia que esta primera entrevista, la que técnicamente llamábamos de apertura era seguramente la más importante, donde se tenía que captar la predisposición del cliente a hacer alguna cosa, en que estaba interesado exactamente..
- Fíjese bien en las preguntas que le haré. No hay un catecismo exacto, todo depende del cliente, el momento, pero el 80% de las preguntas son comunes.
Apareció el Sr. Zacarías, por la puerta y nos levantamos para estrechar su mano.
- No se molesten dijo.
Nosotros no hicimos caso, nos acabamos de levantar le estrechamos la mano, mientras yo le entregaba una tarjeta de la empresa e inicie la “apertura” como siempre. Ya sabia las preguntas de memoria, a los novatos les daban una lista para que fuese anotando y les fuese más fácil.
Le explique al Sr. Zacarías cual era nuestro encargo, el pedido que el había firmado. Inicie la entrevista, con la batería de preguntas clásicas:
-¿Ha efectuado alguna vez un análisis empresarial?
- ¿Qué espera Vd. de este análisis?
- ¿Quién toma las decisiones?
- ¿Cuáles so los signos externos que ha detectado para encargar un análisis?
Etc., etc., que aquí no se trata de dar una clase de economía de empresa.
Le solicitamos los balances de situación y de perdida de ganancias, para efectuar el análisis económico, y con la excusa de efectuarlo nos fuimos al hotel a media tarde. Bueno la verdad es que había que hacerlo, teníamos un programa especial, no era complejo, lo complejo era interpretarlo.
Salimos de la empresa y fuimos dirección al hotel. Llegamos al hotel y le comente a Lydia de descansar una hora y encontrarnos en la recepción para ir a cenar. Le prometí que no me dormiría. Acepto sin dudar había sido un día de experiencias para ella.
Nos encontramos en recepción a la hora estipulada, puntualidad prusiana esta vez, casualmente estaba la recepcionista del día anterior.
- Hola le dije, con una sonrisa.
- Buenas tardes Señores, dijo ella.
- ¿Cuál es su nombre?
- Noa, contesto con una agradable sonrisa. Es un nombre vasco, añadió.
- Ya! Supongo no lo había oído nunca, y eso que he venido mucho por aquí. Necesitamos su ayuda.
- Dígame en que puedo ayudarles.
- Queremos ir a cenar a algún sitio cercano, quizá en Llodio que tenga las tres BB, bueno, bonito y barato. Y que no sea complicado de llegar.
Nos reímos los tres. Nos comento de dos o tres sitios con todo tipo de explicaciones. Dio lo mismo nos perdimos. Íbamos preguntando y al final localizamos uno de los sitios que nos indico Noa.
- Bien Lydia, le dije, que buenos somos al final hemos encontrado el restaurante, después de ver la ría, visitar los bomberos y casi el tanatorio.
Ella esbozaba una tenue sonrisa. Entramos en el restaurante, bonita era, lugareño, espacioso y limpio. Tenían un menú de noche por nueve euros increíble.
- Bien Lydia le parece correcto esta mesa.
- Si como no, perfecto.
- Esta cansada, le pregunte.
- La verdad es que si, vaya tensión esta mañana en las entrevistas. Pero llámeme de tu, por favor.
- No te preocupes, es normal el primer día. Siempre están reacios a informar. Son tontos es como si vas al médico y le dices, adivine Vd. que me pasa. No se dan cuenta que mientras más te ayuden mas calidad tiene el análisis, pero este cliente ya ha hecho un análisis hace tres años y es posible que sea un “chupa análisis”.
- ¿Qué es un chupa análisis?, preguntó.
- Los clásicos que encargan un análisis de vez en cuando para recoger nuevas ideas e intentar implementar ellos las mejoras, son torpes ya que el informe le da una idea general, nunca se da la receta de la paella. Es mas importante lo que se dice que lo que se escribe. Ya ira viendo como hay ciertos signos externos que lo denunciaran, por ejemplo cuando se presentan a una entrevista con lápiz y papel para tomar nota de todo, los hay que se traen hasta la secretaria. Las peores son las que hay varios socios, ya que tienen cientos de argumentos para desmontarte el cierre. Pero no se preocupe lo iremos viendo poco a poco, sobre todo no se asuste, ya le comente que esto estaba cargado de adrenalina, es lo que motiva, pero es cansado ya que te lo curras como un condenado.
La cena transcurrió con comentarios de la jornada. Yo le comente que después, cuando llegásemos al hotel haríamos el análisis de los balances en la sala de televisión, si le parecía correcto. Lydia me dijo que claro que si, aunque ella no sabia nada de contabilidad.
- Tomamos café Lydia. No recordé que nunca había tomado café.
- No tomo nunca.
- Yo le pediré un café especial, que seguro que le gustara.
- Bien probemos el invento, pero si me tratas de tú.
- Discúlpame, es que no estoy acostumbrado.
Se acerco el camarero.
- ¿Tomaran café? Dijo el camarero.
- Si mire, nos trae un café largo y un carajillo de baileys. Traiga dos azucares por si acaso.
- Al momento señores.
- ¿Que es eso?, pregunto Lydia.
- Es café con un licor de whisky irlandés, ya veras que bueno es, a todas las mujeres les gusta. Es dulce por si mismo, pero lo pone azúcar hasta matar el amargo del café.
En su cara se dibujo una señal de expectativa a lo nuevo. Que linda estaba, volvía a tener esa luz nocturna envidiable. El lugar se lo merecía, el mobiliario del restaurante era rústico, bonito, resaltábamos entre las demás gentes, se notaba que no éramos de allí, aunque íbamos vestidos como personas muy normales, unos tejanos, una camisa y poco mas que el abrigo, ella algo parecido pero todo le quedaba bien, lo lucia por genética. Me estaba poniendo nervioso.
Trajeron los cafés, abrió el sobre de azúcar, lo volcó, removió y dio un pequeño sorbo degustándolo.
- Pero que rico, exclamo. Cuanto tiempo he estado yo perdiéndome esto.
- No tantos años, Lydia que no eres tan mayor.
- ¿Cuántos años me haces?, pregunto.
La verdad es que yo lo sabia, ya que había visto su currículo, pero iba a jugar a no adivinar.
- Treinta, le dije.
- Pero que dices, tendrás que ponerte las gafas, intenta otra vez.
- Treinta y dos, más no seguro.
- Bueno, esta bromeando.
Yo sabía que tenía treinta y nueve, pero nos los parecía.
- Haber Lydia si tienes mejor ojo que yo. ¿Cuántos tengo yo?
- Cuarenta y seis, quizá, dijo.
- No, conteste.
- ¿Más ó menos?
- Eso no vale Lydia, no puedo dar pistas, yo no las he pedido.
Nos reímos un buen rato con ese juego, y algunas bromas mas, hasta llegar el momento de irse, nos quedaban dos horas de trabajo y ya eran las 23:00. Mañana a las nueve teníamos que estar en el cliente de nuevo. Pedí la cuenta. Ella abrió la cartera, y le dije que no pagase que me habían asignado las dietas de ella a mí, que ya haría yo la liquidación de todo, le dije el importe por día. Lydia comento que la mitad era más de lo que estaba asignado. Le comente que no se preocupase, que hoy por mi y mañana por ti, que ya tendría sus oportunidades. Pagué, nos levantamos, le retire la silla, le ayude a ponerse el abrigo y nos fuimos al hotel.
Hicimos los balances, presto mucha atención. Cogimos el ascensor y acordamos encontrarnos a las 8:30 en la recepción.
- Que pases una buena noche Lydia.
- Ha sido un día muy agradable, contesto, que tú también descanses Ferry.
Su mirada era tierna, estaba cansada, no estaba acostumbrada a ese estrés, y todavía no sabia lo que le esperaba. Había sido maravilloso estar a su lado todo el día, su compañía era agradable, muy agradable.
Entre en la habitación, deje el portátil, la carpeta con los papeles, me desnude, encendí la televisión y me fume un cigarrillo mirando la televisión estirado en la cama y pensando en ella. Estaba convencido que entre esa mujer y yo iba a haber algo importante, podría ser la mujer de mi vida, no sabia porque pero esa sensación que tenia no la había sentido nunca.
Poco a poco me fue viniendo el sueño, me cuesta dormir si estoy muy cansado o estresado, y había sido un día excitante, muy excitante. Puse el despertador del móvil y a dormir que ya es hora.
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