sábado, 16 de abril de 2011

El Viaje

Empezó el viaje, sin problemas a esa hora no había casi coches por la autopista. Camino de Zaragoza, Pamplona y Arakaldo.
Encendí un cigarrillo  y le invite a fumar, acepto. Puse la radio, algo de música suave, nada estridente para poder habla, mantener una conversación que hiciera agradable el viaje.

-         Bueno Lydia, le dije, ya estamos en camino.
-         ¿Le han explicado de que se trata nuestro trabajo?
-         No exactamente, contesto.

Le explique exactamente de que se trataba, estuvimos como una hora hablando solamente de ese tema. Su voz, su voz me encantaba, estaba oyendo aquella voz del móvil pero ahora en directo, a mi lado.
La miraba, a golpes de cabeza ya que estaba conduciendo. La luna se reflejaba en el coche, había luna llena, relucía su cutis, brillante, reluciente, merecía ser una estrella más de aquel cielo estrellado, la reina de las estrellas. Esa penumbra se reflejaba en su tez, sus ojos brillaban, unos ojos negros brillantes, vivos, era una mirada llena de vida.

La verdad es que mi nerviosismo inicial se había convertido en algo más reposado, en apariencia externa, pero de la misma intensidad o superior. Era curioso, parecía que nos conocíamos de toda la vida. Por mi trabajo había aprendido a interpretar los gestos de las personas, muchas veces había firmado los contratos por ese motivo. Ella era todo un libro abierto. Se sorprendía que adivinase las cosas, y yo solo hacia que interpretarlas.

-         Bueno Lydia, le voy a explicar que espero de Vd. durante estos días.
-         Por favor tráteme de tú, que me hace mayor.
-         Bien lo haré si Vd., perdón si tú haces lo mismo.

Le explique exactamente, que esperaba de ella, que estuviera muy atenta a las conversaciones que se mantenían, la metodología y sobre todo que no interviniese nunca, ya que podría entorpecer la consecución de los objetivos. La felicite por traer el ordenador, seria más fácil para ella estar en la sala que nos asignasen, con  el ordenador podría hacer cosas suyas y disimular.

-         Sabe Vd., perdón Ferry, sabes que hoy es el día de aniversario de Boda.
-         Que me dices no habremos estropeado nada con el viaje.
-         No te preocupes, esta estropeado hace tiempo.
-         ¿Separada o Divorciada?, pregunte.
-         Divorciada y con tres niños, un niño y dos gemelas.
-         ¿Estarás distraída, supongo?
-         La verdad es que si, sobre todo las gemelas son dos verdaderos diablillos, son preciosas, me dan vida.

La mire de soslayo, su mirada había cambiado, su expresión era otra, como si estuviera recordando, esa vivacidad inicial se apago inmediatamente.
Era el momento de cambiar el tema de conversación.

-         Bueno dime algo más, le dije. He visto tu currículo y ha hecho un postrado en Marketing.
-         A si, es cierto, es que uno de mis primeros trabajos fue diseñar la campaña para una empresa de betunes para zapatos. Fue interesante.

Me estuvo explicando esa experiencia, la había sacado del agujero del recuerdo. Ella hablaba y hablaba, Mientras circulábamos, hablamos y hablamos, fumamos y finalmente se durmió un poco. Esa linda cabecita se recostó contra el vidrio de la ventana, y durmió. Que linda apariencia, que afortunado era, tenia a ninguna distancia un ser entrañable. Mi nerviosismo se había calmado por completo, me encontraba bien, hacia muchísimo tiempo que no me encontraba de esa forma, había “química”. Yo pensaba que a mi edad eso ya no existía, pero si se despertó de repente, el enamoradizo Ferry nunca había sentido esa inquietud.

Pare en una gasolinera de la autopista a la altura de Pamplona, el día estaba despuntando y apetecía tomar un café. Deslice el coche hasta el aparcamiento, quité el contacto y justo en ese momento despertó.
Que lindo despertar, cuando abrió los ojos el día se hizo mas claro de repente, faltaba ella en cada día de mi vida. Quería volver a ver esa expresión cada mañana.

-         ¡Huy! Me he dormido, exclamo. Yo nunca me duermo con nadie en el coche, solo raras veces y con personas que me hayan generado mucha confianza, y a ti Ferry te acabo de conocer.
-         He parado solo para desayunar, y quizá dar una cabezada de 10 minutos, vamos bien de tiempo.
-         Te apetece un café.
-         Bueno yo nunca he tomado café, pero algún batido si que me apetece. Algo calentito que me he quedado destemplada.

Bajamos del coche y desayunamos. Al poco volvíamos a él. Le propuse dar una cabezada de 10 minutos, acepto.

-         Ponte en la parte de atrás, estarás más cómoda. Yo reclinare el asiento y tendré bastante.
-         Haber si nos vamos a dormir, exclamo.
-         No te preocupes Lydia, solo diez minutos que pongo el despertador del móvil.

Bajo y se incorporo a la parte trasera.

-         Te importa si me tapo un poco con tu abrigo.
-         No sin duda, utilízalo si tienes frió, pondré un poco mas fuerte la calefacción aunque a mi no me gusta.

Tenia claro que ese abrigo no lo iba a llevar a la tintorería en años, se iba a caer de viejo sin ir al tinte.
Despertamos y reanudamos la marcha llegamos con dos horas de tiempo a Arakaldo. El hotel era muy coquetón, me lo había recomendado el comercial de la zona, pronto iba a descubrir porque. Era un pequeño castillito, muy mono recién reformado. Internamente era un hotel moderno.

-         ¿Que te parece si descansamos dos horas? Según el navegador el cliente esta a 10 kilómetros de distancia. Nos da tiempo a descansar un poco del viaje y tomar un café, perdón un batido.
-         Me parece perfecto, quiero darme una ducha de agua caliente y relajarme un poco, que estoy entumecida del viaje.
-         Perfecto, registrémonos y a dormir que ya toca.
-         Ja, ja, ja exclamo ella.

Entramos en la recepción del hotel, la puerta estaba abierta pero no había nadie en la recepción.

-         ¡Hola! Buenos días, exclame en voz alta.

Repetí la exclamación por segunda vez. Al momento apareció una señorita, nuevamente espectacular, era difícil mirarla a la cara, tenia unos pechos increíbles, con la mala fortuna que le quedaban a la altura del mostrador de recepción, realmente los hacia reposar sobre él. Era mi día de suerte, todo eran bellezas.

-         Buenos días, dijo. Disculpen pero estaba sentada un poco mas cómoda allí atrás.
-         No se preocupe, le conteste, lo entiendo a estas horas apetece estar un poco cómodo. Tenemos dos reservas hasta el jueves. Dos habitaciones dobles a nombre de Ferry y Lydia.
-         Si tengo la reserva hecha por Internet. Bien será la 101 y la 201.
-         Mire le dejamos los DNI y cuando salgamos al cliente, le fírmanos y nos lo devuelve, así adelantamos tiempo.
-         Perfecto, hasta luego, contesto.
-         Bueno Lydia, le comente, cual prefieres.
-         Yo prefiero la 101, dijo.
-         Pues bien yo estaré en la otra. A las 10:00 en recepción, si a las 10:10 no ha bajado alguien que le llamen. ¿OK?
-         De acuerdo Ferry que descanse.
-         Venga nos vemos después.

Cogimos el ascensor y nos despedimos.

-         Hasta luego que descanses Ferry, que ya llevas una buena paliza.
-         Si que lo voy a intentar. Igualmente Lydia, hasta luego.

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