Salimos del cabaret y nos dirigimos al hotel, Moreno se quedo y le pague el motoconcho de vuelta. Por fin en la habitación, abrí la puerta y me estire en la cama directamente, a mi lado el mando de la televisión, la conecte, mientras Lydia se iba descalzando y quitándose la ropa. Hice zaping hasta encontrar un canal musical, música inglesa.
- Que día tan diferente ¿No Lydia?
- Si que ha sido diferente, he conocido a buenas personas.
- Si, si que lo son Lydia, lo que más me molesta es que cada vez que vengo hay alguien que falta y ya no veré más. Supongo que tuve suerte de rodearme de gente así.
- Tu por norma general te rodeas de buena gente, Ferry, si no que hago yo contigo.
- Bueno Lydia, mejor dejarlo ¿Qué tu eres buena persona? Riéndome.
- ¿Qué pasa que no?
- Es una broma, tonta, mientras le daba una azotaina.
Se estiro a mi lado.
- Mi tontín ese eres tú, el que esta tontín por mi.
- Como lo sabes Lydia, creo que me moriría sin ti. Ya te dije un día que me has quitado el miedo a morir, que nada mejor me va a pasar.
- ¿Sabes que siempre me tendrás? Cogió mi cabeza y la puso en su pecho.
- No sé Lydia, la vida da muchas vueltas, espero que sí.
- ¿Sabes que Ferry?
- No.
- Me voy a duchar y así me relajo.
- Te temo Lydia.
Lydia se acabo de desnudar y se fue a la ducha, dejando la puerta abierta. Podía verla desde la cama, y desde allí me contestaba.
- Lydia mañana podemos ir por la mañana al barrio colonial.
- Pero no iremos pronto ¿No?
- No cuando nos despertemos, Bueno tú quieres ir a la peluquería.
- Si es vedad Ferry. Hay que preguntar en recepción.
- Eso esta hecho, llamo ahora mismo.
Llame a recepción y me informaron.
- No hay problema Lydia, dicen que en la calle de atrás hay un motón de servicios. Yo te acompañare y me haré la pedicura.
- Míralo que señorito.
- No me he traído las herramientas, las saque del neceser. Así no se me hace la espera tan larga. Por lo tanto si tienes que ir a la peluquería nos levantamos a las 10. Podemos comer allí en la zona colonial. ¿Tienes que comprar algún recuerdo?
- Me gustaría comprar algo para los niños.
- ¿Qué quieres algo típico o cualquier cosa?
- Algo típico.
- Entonces cambiamos los planes, iremos al Mercado Modelo que está en villa Mella y después a la zona Colonial y por la noche nos vamos al Malecón.
- Y el monumento a Colon ¿No iremos?
- Si quieres damos una vuelta con el coche.
- Bueno
Lydia salía de la ducha con una toalla enroscada en la cabeza.
- Mira pareces una artista de Holliwood.
- ¿Por qué Ferry?
- Por la toalla.
- Serás cabroncete, pensaba que me lo decías por el resto. Te vas a enterar.
- Bueno no te enfades Lydia.
- No si no me enfado, te vas a enterar. Veamos, soldadito firmes.
Vi el juego enseguida, di un brinco de la cama y me puse de pie firmes.
- Soldadito quítese la ropa.
- A la orden, me quite la ropa, mientras Lydia se estiraba en la cama.
- A paso ligero, tome una ducha.
- A la orden.
Salí a paso ligero a la ducha. Cuando acabe me puse firmes en la puerta de la ducha.
- El soldadito esta esperando ordenes.
- Bien soldadito, hasta el momento bien, pero nada del otro mundo. Ahora acérquese lentamente que voy a hacer revisión de armas.
Me acerque a ella para que pudiera llegar a mí, aguante en esa posición hasta que me fue imposible controlarme. Allí paso de todo, si soltaba la caballería, ella me invadía con la infantería, si hacia un ataque frontal sus huestes me esperaban, si atacaba la retaguardia me destrozaba las trincheras, hasta se oían gemidos y no era que el soldadito estuviera herido y llego el final cuando tire la bomba atómica.
- Joder Ferry, siempre me dejas que doy asco, me tengo que duchar otra vez.
- Es culpa de la naturaleza Lydia, no puedo decir lo siento. Nos reímos los dos.
Vino Lydia a la cama y se oyó la frase mágica “Donde esta mi bracito” y su bracito llego.
Al día siguiente tomamos el desayuno y fuimos en busca de la peluquería, la encontramos. Vaya problemas que tenía Lydia. No estaban acostumbrados a teñir a gente de piel blanca, Lydia ponía una cara de miedo total. Al final consiguieron teñirla y la verdad es que le quedo bien. Tuvo a las tres peluqueras para ella sola.
Mientras tanto yo me hice la pedicura, que placer. La verdad es que me dejo que parecía que volase, hasta te cambia el humor, es curioso, me propuso de pintarme las uñas de las manos transparente y accedi, me dijo que estaba de moda. Salimos de allí, y Lydia solo hacia que mirarse en el espejo de los escaparates para mirarse, daba golpes de cabeza para que el pelo le volase, estaba guapísima.
- Bueno ¿Cogemos el coche y nos vamos de compras o prefieres tomar algo antes?
- No mejor nos vamos para allá que es tarde.
- Venga a por los recuerdos, a ver que encontramos, te vas a asustar cuando lo veas.
Cogimos el coche y en poco rato llegamos, lo difícil fue aparcar, bueno parquear como le dicen por aquí. Antes de entrar, ya en las escaleras empezó el acoso.
- Don, Dios le acompañe, mire tengo unas pulseras con juegos de anillos y….. le regalo además………. y todo es hecho aquí y a mano.
- No gracias, venimos a mirar. Venga Lydia no te pares que si te paras la pifias, al final te enganchas y se nos hará de noche. ¿Qué buscamos exactamente?
- Para el niño algo raro, que es de cosas raras, mi madre le trajo una espada de su país y le hizo mucha gracia.
- Ya la he visto, pero no corta. Si compramos un machete típico de aquí si que corta, ya veremos. ¿Y las niñas? Que nunca te acuerdas de ellas, tienes una obsesión con el niño increíble.
- No Ferry si que me acuerdo.
- Ya se nota siempre el niño primero.
- Las niñas algo coquetón, yo que se un collar, unas pulseras.
- Venga cógeme la mano y no te pares si yo no me paro,
Entramos en el Mercado, los comerciantes te apabullan nada mas entrar, las paradas están contiguas, unas al lado de las otras, y los pasillos estrechos, vamos una verdadera ratonera. Conforme pasábamos, los comerciantes salían al paso para ofrecerte su tienda. Vimos algo que quizá podría servir.
- ¿Qué te parece esa cacata que esta enmarcada con vidrio?
- Si, eso podía valer, es raro, le gustara. La verdad es que acertamos le encantó.
- ¿Cuanto cuesta la araña? Le dije al comerciante.
- 2.000 pesos Don.
- Pero que dices, si es una araña.
- Si pero hay que cogerla Don.
Me di media vuelta y estire de Lydia para irnos, cuando habíamos andado dos pasos.
- Don venga Vd., no se vaya, hágame una oferta.
- Mira es que ya casi no me apetece, te doy 300 pesos y ya es mucho.
- Pero eso no puede ser Don llegue a 1.000 pesos por lo menos.
- Que no, me has querido engañar y ya no me fío, me pedías 2.000 y ahora me pides mil. Mira te voy a dar 400 pesos.
- No puede ser, yo pierdo dinero si se la vendo.
- Mira tu no pierdes dinero, en la zona colonial las venden a 500 pesos, yo no lo sabia pero si colaba había ganado.
- Pues deme los 500 pesos Don.
- No, que no te compro, que me has querido engañar.
- Don mire se la vendo por 500 pesos y le regalo este abanico para la Doña.
- Ves ahora te has portado, venga me bajas esa de ahí y me la dejas ver, y dile a la Doña que escoja el abanico.
Todo fue rápido, la envolvieron y nos fuimos.
- Ahora toca las niñas, con lo de las niñas nos tendremos que parar va a ser un suicidio.
- Te has pasado no Ferry.
- ¿Por qué?
- Como has regateado Ferry.
- Mira Lydia, aquí o lo haces así o pringas, tu eliges. Míratelo de otra manera nos hemos ahorrado 1.600 pesos, ya tenemos para la comida, una buena comida.
Nos fuimos parando en diferentes mostradores, hasta que encontramos lo que buscábamos unos collares abiertos de imanes que podías darle la forma que quisieras, y empezó el regateo acostumbrado, al final compramos dos para cada una, fue barato casi el mismo estilo. Por fin salimos del Mercado y en las escaleras me encontré al de principio. Esta vez le compre casi sin regatear el precio era módico, ya veríamos después si lo regalábamos y a quien.
- - Por fin en el coche Lydia.
- - Si Ferry que agobio, como te acosan.
- Bueno ellos se ganan la vida así, es normal, pero cansa ir sacándotelos de encima.
- - Bueno ahora a la zona Colonial, ya veremos por donde aparcamos, casi mejor entro por la parte del puerto, donde salen los barcos a Puerto Rico, y a ver si puedo aparcar en la iglesia o cerca.
- Tú sabrás Ferry.
Cogí la ruta y entramos por allí, al final tuvimos suerte y encontré un aparcamiento. Nos fuimos directamente a la terraza del Hotel Conde. Nos sentamos a disfrutar del ambiente. Mezcla de personas de diferentes orígenes. Estuvimos un buen rato, se estaba bien debajo de aquellos árboles, con una cerveza fría.
- Por mi si Ferry, se esta muy a gusto y tranquilo.
- Si además en esta zona puedes llena de politur, la policía turística, aquí no se acostumbrar a meter con los turistas, pero estate alerta siempre hay el atrevido. Para comer tenemos que entrar dentro y no se puede fumar.
- Tampoco te vas a morir Ferry por un rato.
- ¿Vamos ya?
- Si que tengo hambre.
Comimos opíparamente, sobro poquito del ahorro de la cacata.
- Bueno Lydia ahora toca andar, hay que ver un par de cosas básicas y luego vamos de shoping, bueno no te pases que el coche no esta cerca. Espero que la comida no te pase factura.
- No estoy ligera Ferry.
- Te explicare algo de cada sitio, la primera vez que vine cogí un guía turístico y ya veremos de que me acuerdo.
- Veamos, quedándonos parados enfrente del hotel Colonial, Santo Domingo de Guzmán, fue fundada por Don Bartolomé Colón, Gobernador de las Tierras de Fronteras en el año 1496, es la primera ciudad del Nuevo Mundo. La "Zona Colonial", fue construida en 1502 y esta clasificada por la UNESCO. Tiene una superficie de tres kilómetros cuadrados. Bueno ahora ya sabes donde estas.
Nos fuimos a la calle de las Damas.
- Mira Lydia esta fue la primera calle del Nuevo Mundo, debe su nombre a las damas de la corte que tenían la costumbre de pasearse por ella y sobre todo, a María de Toledo, virreina de la colonia, nieta del rey de España y esposa de Diego Colón, hijo del famoso navegante, está bordeada de muchas casas coloniales, mira ves aquellas, señalándole algunas de ellas.
Así poco a poco fuimos visitando Plaza Maria Toledo, Plaza España, Puerta de San Diego, y yo ya estaba reventado, Lydia parecía cansada también.
- Vamonos a la calle Conde y nos damos una vuelta por allí y nos tomamos un helado si te apetece.
- Si Ferry, pero yo quiero sentarme un rato
- Bueno ya veremos que encontramos Lydia.
-
Fuimos andando tranquilamente, mirando los comercios de todo tipo, finalmente encontramos un bar con terraza, allí nos tomamos un helado tranquilamente mientras la gente pasaba. Lydia después entro en un par de tiendas y compro cosas, si y digo cosas porque aquí también las hay y que ganas de ir cargados, pero cualquiera le decía que no, lo hacia con mucha ilusión. Yo ya quería irme de allí, no soporto ir de compras.
- Te propongo una cosa Lydia.
- El que Ferry.
- Mira debe de faltar algo más de una hora para que se ponga el sol, si cogemos y vamos al Malecón podemos coger una calesa al atardecer. ¿Qué te parece?
- Eres un amorcito, mientras me besaba, si vamos.
Puerta del Conde |
Subimos los dos, el cochero llevaba puesta una música suave, el sol se ponía lentamente, la brisa corría, se estaba bien, Lydia se abrazaba a mi suavemente reclinando su cabeza en mi hombro, miraba el mar, era yo que le tenia que llamar la atención cuando pasábamos algún casino o edifico moderno.
- Ferry.
Calesa Malecón |
- ¿Qué Lydia?
- ¿Tú no me dejaras nunca, verdad?
- No mi Amor, no te dejare nunca, mientras la acariciaba.
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