Fuimos juntos al aeropuerto, ella para Alicante yo para Córdoba y luego coche hasta Jaén, salían los aviones a la misma hora, más o menos. Ya teníamos la novedad podíamos hacer el check in con el móvil, que maravilla, no había papelitos, el problema era si algún día se te acababa la batería, no se que pasaría. Allí nos encontramos con Pepe, Xavier y una consultora, ellos iban también a Alicante. Quedaron para cenar todos juntos. Nos despedimos, nosotros nos retrasamos un poco y nos besamos, en la oficina todavía no sabían nada, bueno Pepe si lo sabía pero Xavier no.
Todo iba normal, como siempre con el cliente, hasta la llamada del tercer día por la noche, la note enfadada.
- Hola Amor, le dije.
- Hola Ferry.
- ¿Qué pasa Lydia?
- Quizás deberías decírmelo tú a mí, lo que pasa.
- La verdad es que no entiendo nada Lydia. ¿Qué te ha pasado?
- ¿Seguro que no pasa nada Ferry?
- Joder a que viene tanta intriga, dime que pasa y punto, y si no llámame más tarde cuando se te pase el cabreo.
- He estado cenando con Pepe, Xavier y la consultora.
- Y ¿Qué? Te has enojado con ellos, se ha sobrepasado alguien, me extrañaría, porque ellos son amigos míos, ¿Quizá ella? A ella no la conozco tanto, pero me parece una pánfila.
- No si eres tú Ferry.
- ¿Cómo que yo Lydia?
- Si Xavier me ha explicado que cuando va al País Vasco le das recuerdos para Noa, la recepcionista de aquel hotel que estuvimos cuando el training mío.
- Va Lydia es una broma, el fue por la zona, y me pregunto de un hotel que estuviera bien, yo le recomendé aquel. Le gaste la broma que por fin sabia donde vivía el monstruo de las tres cabezas, ya sabes, tu la has visto, tiene unos pechos muy grandes, y nada más. Sabes también que la gente me pregunta por hoteles, porque descubro buenas ofertas, nada más Lydia.
- Si lo que tu quieras, o sea que yo esperándote y tu fallándote a la recepcionista Ferry.
- Pero que estas diciendo Lydia, no me acuses de lo que no he hecho, vale que yo tenga cierta fama, que no se quien me la ha puesto, pero de lo que soy responsable lo reconozco.
- Me estas mintiendo Ferry.
- Que no Lydia, que yo no he vuelto a ir por allí, mira estuvimos allí…
Tuve que pasarle lista de todos los clientes que me habían dado desde que había estado con ella hasta esa semana.
- Te das cuenta Lydia, yo no he vuelto a ir por allí. Además fuimos porque me lo recomendó el comercial, el hotel era nuevo, llevaba solo 15 días abierto, y tú sabes que me llamo para preguntarme si lo habíamos encontrado bien. Discúlpame pero estas muy equivocada. Yo no te digo que no haya tenido historias por ahí antes de salir contigo, pero después, es que no me miro a nadie, y mis historias recuerda siempre son en solitario, nunca acompañado. Hubiera sido una falta de respeto al compañero, no se como puedes llegar a pensar eso.
- Pues díselo a Xavier que habla demasiado. ¿Así que no te la follaste?
- Mira Lydia, discúlpame, pero no pienso seguir hablando de ese tema, ya lo he dicho todo, ahora piensa tu lo que quieras, agur, como dicen por allí arriba.
Colgué la llamada. Espere a ver si el móvil volvía a sonar, no sonó. Tardo como una hora en sonar.
- ¿Dime a quien me he tirado ahora?, pregunte a Lydia, descolgando el móvil.
- Como te pones Ferry.
- No Lydia que te hiciera yo lo mismo, que cualquier comentario de cualquiera me lleve a la crisis, y te lo explico y parece que no tenga credibilidad. Mira Lydia, mis reglas del juego tú las sabes, y son fáciles de recordar porque son sencillas. Tu pasado no me importa nada, solo me importa desde que te conocí, pero si hay algo del pasado que afecta mi presente si que lo quiero saber. Aplica la misma regla conmigo, yo actuare igual. Creo que es la forma más tranquila de ser sincero y no tener problemas.
- Bueno te creo Ferry.
- Te he dicho la verdad, y otro día Lydia, no insistas tanto, porque si hay algo que me molesta de verdad en esta vida, es que me acusen de algo que no sea cierto.
- Discúlpame Ferry.
- No te preocupes Lydia pero los dos deberíamos aprender de esta situación. Ahora explícame lo mucho que me quieres.
- No mejor no te lo explico, como te dije el lunes me vino la menstruación por lo tanto el viernes ya estaré bien, y quizá debería compensarte lo de hoy.
- No sabes bien lo que has dicho Lydia, puedes coger fuerzas porque te voy a destrozar el fin de semana.
- No será para tanto Ferry, tú eres lo más potente que he visto en mi vida, pero no me das miedo. Ninguna amiga mía me explico algo parecido.
- Esta bien que te lo tomes a broma, pero cuando estés en el lío te acordaras de lo que has dicho, te voy hacer llorar de placer.
- No te pases Ferry.
- No si no me voy a pasar, tranquila, nos lo vamos a pasar que será diferente, tu no sabes con quien te juegas los cuartos en ese tema, me cogeras miedo, te lo aseguro.
- Pues mejor no nos vemos, dijo Lydia riendo.
- Tu misma Lydia.
- Bueno Ferry te dejo que tengo que acabar un par de cosas y ya es la 1 de la madrugada.
- Que descanses amor, dulces sueños.
- Cuídate Ferry.
El viernes en la oficina vi a Xavier.
- Hola Xavi, ¿Que tal?
- Bien, lo hemos pasado bien, salimos una noche a cenar con Pepe, Lydia y la consultora.
- Eres un cabroncete Xavi.
- ¿Por qué Ferry?
- Por los comentarios que has hecho. Lydia se ha tomado mal el comentario de Noa, la del hotel y me ha montado un pollo de categoría.
- Pero Noa me pregunta por ti, Ferry.
- Y que tiene que ver que te pregunte a que me la tire. Yo no me he tirado a esa tía, si lo hubiera hecho no me costaría reconocerlo, pero no lo he hecho. Procura no hacer comentarios de esos a Lydia sobre mí. El pensamiento es libre y la parte negativa es fácil de cargarla.
- Perdona Ferry, no sabia, nada. ¿Qué estáis saliendo?
- Si, algo más que salir y aquí se queda la explicación, procura ser discreto en este tema porque no queremos que se sepa en la oficina. Solo Pepe lo sabía y ha sido muy discreto, procura serlo tu también por la amistad que nos une.
- Pero si Francisco me dijo..
- Si Xavier, se lo que te dijo Francisco, porque también me lo dijo a mí. Ves como funciona esto, bueno tu ya lo sabes, que te voy a explicar, eres más veterano que yo en estos temas.
- No te preocupes Ferry, no volverá a ocurrir.
- Por cierto Xavi como vas con la que chateas, ¿Habéis quedado ya?
- No todavía no, pero pronto lo haremos. Tengo que subir a Gerona, a ese pueblo que vive ella y no tengo coche Ferry.
- No te preocupes, si te haces responsable, te dejare el otro coche que tengo para que subas y luego me lo devuelves en las mismas condiciones Xavi.
- Gracias Ferry, te estoy muy agradecido.
- Venga, hasta luego Xavi
- Adiós Ferry.
Acabamos la parte administrativa de la oficina y nos fuimos.
- Vamonos Lydia que tenemos cosas pendientes, recuerdas.
- Pues la verdad es que no Ferry.
- Tienes que llorar Lydia.
- Ahora me acuerdo, venga vamos a llorar los dos, soltando una carcajada.
- Quiero pasar por el Carrefour a comprar unos cuantos víveres para el fin de semana, porque no vamos a salir de casa.
- No vamos a salir, joder esto va en serio.
- Como lo sabes, lo que digo hago, ya te iras dando cuenta poco a poco.
Fuimos al Carrefour hicimos las compras, y pasamos por la tienda del chino a comprar unas velitas perfumadas que le gustaban a Lydia. Todo fue muy rápido por la hora que era, no había casi gente.
- Lydia ¿Qué te parece si comemos en el restaurante del polígono? Después para casa solo son dos minutos.
- Buena idea, pero te invito yo Ferry.
- No te preocupes que por pagar no me discuto nunca.
Entramos en el restaurante, nos conocían porque íbamos mucho a desayunar. Aunque Lydia siempre desayunaba con su batido, y yo se los compre para que lo hiciéramos en casa, no había manera teníamos que ir al restaurante a desayunar. A mi no me importa gastar el dinero, para eso esta, pero tirarlo si que me molesta. La verdad es que el hecho de desayunar allí me molestaba. Nos vio entrar el hijo de la dueña, un muchacho joven con coleta, y nos dijo lo de siempre “Y esta pareja de enamorados”, comimos y no fuimos.
Al llegar a casa, colocamos la compra y acto seguido tomamos una ducha.
Nos estiramos en la cama, con la televisión encendida.
- Bueno Lydia empieza la fiesta. Estas bien ¿no?
- Si me he mirado en la ducha y ya estoy bien.
- Pues venga Lydia que llevamos tarde.
Fue sencillamente increíble, era difícil saber cual había sido el mejor, nos entendíamos a la perfección. Ella siempre decía que en mi confiaba porque sabia que no le haría daño. Yo sabía que la tenía que tratar con cierta delicadeza, pero ahora ya la había llevado muy lejos, mas lejos que lo que ella podría llegar a imaginar, me lo había dado todo, todo lo que una mujer te puede dar y yo correspondí sacando la mayoría de mis artes, quedaban algunas más, pero esas para mi ya eran sexo y no amor.
Ella siempre decía, enséñame más cosas Ferry, yo siempre le contestaba, por enseñar cobro Lydia.
Solo nos levantábamos para comer algo rápido o coger algo de la nevera, salvo los momentos de higiene.
Entre el viernes por la tarde, sábado y domingo mañana, en dieciséis veces hicimos el amor, de todas las formas imaginables. Cambiamos las sabanas en dos ocasiones.
Soñaba con sus gemidos. Estaba sencillamente agotado, ella me confeso que se había rendido que no podía más, me dijo:
- Has ganado Ferry.
- Ya lo se Lydia, mejor dicho ya lo sabia. Ahora ya estas disculpada de lo de esta semana. Por cierto no has llorado.
- No Ferry, ya lo has hecho tu por los dos, joder como lo dejas todo, si me coges con treinta años me matas o me ahogas.
- Lydia si te cojo con treinta años, sales corriendo. Nunca he tenido el miedo que tiene algunos hombre de no poderse acabar una mujer, yo siempre las he acabado, y tu eres una mujer que a los hombres les puede dar miedo. Eso me da seguridad.
- A tu edad es increíble, tienes una potencia inexplicable.
- Es que yo lo encuentro natural Lydia, siempre he sido así, no le doy ningún merito.
- ¿Dónde has aprendido Ferry?
- Vaya con la preguntita Lydia, déjalo.
- No Ferry tengo curiosidad, dime.
- Te explique en su momento, que cuando tenia diecisiete años me pillo una pava de veinticinco y me enseño todo lo que había que aprender. Digamos que hicimos una carrera, un postgrado y un master en el extranjero sobre el sexo. Yo había tenido mis experiencias, y bastantes, pero cuando me cogio esa mujer, me enseño lo que era el sexo de verdad, y lo que le gusta a las mujeres. No la volví a ver nunca más, no sé que fue de ella.
- ¿Ella es la que te enseño eso de dos en uno Ferry?
- Si, me enseño como controlarme en la eyaculación y poder partirla en dos, con diferencia de un minuto aproximadamente, por eso te ha sorprendido cuando ha pasado en tu boca, no te lo esperabas.
- Que va, estaba tragando en ese momento y casi me ahogas. Por cierto ¿Cuántos años tienes, Ferry?
- Es verdad que no te lo he dicho nunca Lydia, adivina ya lo intentaste una vez y no lo conseguiste, te doy tres oportunidades.
- Cincuenta, dijo Lydia.
- Bingo a la primera Lydia. ¿Qué eres adivina? Porque nadie me hace esa edad, todos me hacen un poco mas joven.
- No tontin que lo vi en tu DNI cuando hicimos el check in en el hotel.
La verdad es que estuve una semana que no me la encontraba, me había pasado y ya no tenia edad para esos excesos, a ella le paso lo mismo, nuestras conversaciones de la semana siguiente eran monotemáticas, hablábamos del fin de semana, con una firme promesa de que no se repitiese ese ritmo, porque nuestro estado llego a lamentable, físicamente.
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