lunes, 2 de mayo de 2011

El verano 2008

Las semanas iban pasando sin novedades en nuestra relación, iba bien, pero la empresa no conseguía hacer ventas, con lo que empezaron a dejar de dar trabajo a los analistas. Lydia fue una de ellas, en la oficina de los doce analistas ya solo salíamos cinco o seis, y las ventas habían caído de calidad, era el tiempo de la prudencia. Empecé a mirar alternativas para los fines de semana.

Había cogido bastante confianza con la dueña del restaurante del polígono. El polígono se estaba activando por la noche, se abría una discoteca y un karaoke, este último justo al lado del restaurante. Un día hablando, después de los cafés, me ofreció la explotación del mismo las noches de los fines de semana por 900 euros, incluso tenia una segunda planta que podría hacerse servir para tomar copas, era una alternativa a contemplar. Hice subir a mi amigo Pepe, para que viese el local, al final lo desestimamos porque había que poner el mobiliario de la parte superior.

Lo que si me quedo claro, es que con Lydia nunca podría hacer nada, lo primero que me dijo es que ella no me podía ayudar porque tenia los niños, como si los niños por la noche la necesitasen, teniendo en cuenta que vivía con sus padres y la edad que tenían los niños.

Era transparente para mí, hiciese lo que hiciese, lo tendría que hacer solo.
Algo para destacar fue el día de mi santo. Lydia llego, llamo desde el interfono, al entrar en el apartamento, no dijo nada, se acerco hacia mi, me acorralo en la pared, y no me atrevo ni a escribir lo que paso allí, las piernas me temblaban, parecía un muñeco sujeto a sus caprichos. Al acabar me dijo:

-         Este ha sido tu regalo.

El cual agradecí diciéndole:

-         No hace falta que esperes a mi santo, pero otro día avísame. Bueno tu ya no quieres beber nada, verdad.
-         Que cabroncete eres Ferry, mientras reia.

Mientras, los niños venían a la piscina, conforme se acercaba el buen tiempo, y los fines de semana. Esperaba que la piscina hiciese su trabajo, los niños se distraerían y nacerían nuevos lazos. Las niñas eran un terremoto, se acostumbraron rápido, subían, bajaban a la piscina, mientras Lydia y yo las vigilábamos desde la terraza. Con el niño no había manera, estaba en las falditas de su madre, y seguía hablando únicamente con ella, y si iba a jugar con las niñas, pocas ocasiones, siempre acababa en discusión.

Lo más curioso eran las meriendas, les daba berberechos y olivas. A Lydia le gustaba mucho los berberechos y había impregnado a los niños sus gustos que la imitaban en todo, para mi era sorprendente ese tema. El niño, para impresionar a su madre, intentaba que fuese muy picante y no se bebía el frasco a morro porque Dios no quería. Que lástima de criatura.

-         Pero Lydia, no se digo yo, no seria mas normal que para merendar tomasen una punta de pan con algo, yo que se un bocadillo o algo así.
-         No a ellos les gusta esto.
-         Disculpa pero es la primera vez en mi vida que veo algo así, tu sabrás pero no me parece correcto.

No quería discutir, pero ese tipo de educación no era la normal, era mejor mantenerse al margen. Lo que más me cansaba era jugar al lápiz. Las niñas siempre me buscaban a mí para bañarse en la piscina, y lo conseguían. Nos bañábamos y jugábamos a algo. Inventaron ese juego, ellas eran delgaditas, pesaban poco y era fácil cogerlas y lanzarlas al aire a tres o cuatro metros de distancia. Eso se repetía durante media docena de veces, después yo me disculpaba diciendo que estaba cansado y ya me podía ir al césped al lado de Lydia a secarme, aunque no lo conseguía siempre. Así pasamos hasta el mes de Agosto que los niños se fueron con su padre. Ella se quedo triste, sin ánimo.

-         ¿Qué pasa Lydia?
-         ¿Qué no lo sabes Ferry?
-         Pues no, no entiendo que ahora que estamos solos te pongas tan triste. Todo el año esperando estar juntos y ahora te quedas así.
-         Me faltan mis hijos.
-         Bueno Lydia, me parece que tú no sabes disfrutar del momento. Los has tenido en Julio, y sabes que en Agosto no los tendrás, no te viene de nuevo el tema.

Pasamos un verano más o menos agradable, pero Lydia cogió una costumbre, cuando nos bañábamos en el mar, siempre se subía por delante mío, cruzando las piernas por detrás mío, frotando mis partes con su entrepierna y pidiéndome que le hiciese el amor dentro del mar. Siempre le decía que con esa temperatura iba a ser difícil además que había mucha gente, ya encontraríamos un entorno mas adecuado, quizá cuando vayamos a RD, que las aguas son caliente, ya veríamos.

A mediados de Agosto, recibí un email de RD, me escribía la mujer del Cónsul, la vista del juicio del Negro seria el veinte de Septiembre. Teníamos el tiempo justo, ya que sus padres se habían ido al país de origen de su madre, y los niños no volvían hasta el día quince de Septiembre.

-         Mira Lydia, me dicen que a mediados de Septiembre tengo que estar en RD.
-         Como que tienes que estar, tenemos que estar, o ¿es que yo no voy?
-         No mujer es una forma de hablar.
-         Como que te voy a dejar ir solo, con todas las negritas de allí, con lo que te van a ti las negritas.
-         Déjalo Lydia, tenemos que mirar algún viaje económico, quizá uno de esos de 2 x 1, a algún resort de la zona de Puerto Plata, ya que en teoría tenemos que  ir a Valverde Mao. Llamare al cónsul esta semana para confirmarlo.
-         Tendremos que cuadrar las fecha ¿no Ferry?
-         Si claro Lydia, pero voy a empezar a buscar por Internet a ver que hay ofertado

Al día siguiente llame al Cónsul, y se confirmo la fecha. Reservamos dos viajes para la estancia de una semana en RD. Lydia le cogieron los nervios.

-         Ferry, y que me llevo.
-         Para el viaje ve vestida cómoda, piensa que vamos a estar en el resort por lo tanto llévate ropa de turista y un par de prendas por si vamos de visita o bajamos a la capital, aunque esta lejos con esas carreteras, ya veremos, pero se práctica no te cargues la maleta de ropa que no harás servir. Por cierto, no te olvides de una crema solar factor 40 por lo menos para ti y de un buen repelente de mosquitos, que al atardecer aparecen unos mosquitos que les llaman Mame, son casi invisibles pero a los de piel dulce los dejan acribillados, vete con cuidado. No estaría de más, tu que eres blanquita que fueras al medico y te recetase algún antihistamínico, siempre va bien para la reacción de las picadas.
-         ¿Nos tenemos que vacunar Ferry?
-         No, no hace falta, pero ten en cuenta una cosa, solo bebe agua embotellada. Piensa que agua es también ensaladas, sopas, etc., todo lo que se lave o cocine con agua. Si esta hervido no pasa nada, pero las sopas frías pueden ser peligrosas. A mí nunca me ha pasado nada, pero también tomo mis pequeñas precauciones, vamos si me acuerdo.
-         Me hace ilusión Ferry, lo pasaremos bien.
-         Espero que sí Lydia, ya veremos como va lo de Negro. Llamare a Juan para que sepa que vamos, siempre va bien llevar guardaespaldas, y más a mí que me salgo de los circuitos turísticos. Me gustaría visitar un par de personas que les cogí aprecio. Ya veras que gente más extraordinaria.
-         No me llevaras a casuchas Ferry.
-         Lydia iremos donde tengamos que ir, a palacios seguro que no vamos, prepárate te juntaras con humanos. Tu que me dijiste un día que “no estabas hecha para ir a comprar el Vim”, veremos si lo soportas, será divertido verte en esos entornos.

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