Llegamos por fin a las cabañas, había sido un día largo, lleno de encuentros emotivos pero el día siguiente podríamos descansar un poco, tomarnos un día para el relax, aunque había que negociar con el tío de Juan Inés el tema de los vinos.
Entramos en la cabaña, casi derrotados, Lydia arrastraba los pies.
- ¿Cansada Lydia?
- Si Ferry, no puedo conmigo misma.
- Joder, se nos ha olvidado entrar en algún locutorio para poner un email a tu madre, bueno supongo que si “no news good news”.
- Es vedad Ferry, estoy aquí y no me acuerdo de nadie. Mañana sin falta tenemos que hacer algo sobre este tema.
De golpe se iniciaron a sentir unos estruendosos truenos, el cielo se iluminaba de forma intermitente. Era una señora tormenta Lydia le tiene pánico a esos temas.
- Ferry nos meteremos pronto en la cama ¿no?
- Tendremos que cenar algo, ¿No tienes hambre?
- Algo si, pero es que tengo miedo, Ferry.
Lydia se fue a la cama vestida y se tapo con la colcha, adopto una posición fetal, mirándome y extendiendo los brazos como invitándome a ser abrazado. Me acerque a ella., y me senté en la cama.
- Bueno Lydia, a ver tu tienes miedo o hay que tenerte miedo, ¿Qué es lo que pasa?
- Que tengo miedo y que estoy mimosa.
Noche de tormenta en la Cabaña |
- Espera Lydia llamare a recepción que nos traigan unas velas por si acaso.
- ¿Quieres decir que se puede ir la electricidad Ferry? Mientras yo marcaba el nueve en el teléfono.
- Alo, me contestaron
- Buenas noches, mire tráigame un par de velas por si la electricidad se fuese.
- No se preocupe Don, me contestaba, la energía es de generador nuestro, y es diesel. Este Vd. tranquilo. ¿Puedo servirle en algo más?
- Si tráiganos unas Colas para beber, gracias.
- Lydia he pedido unas Colas, ¿Supongo que te apetece?
- Ves eso si Ferry, tengo sed, pero vente ya, que encima tengo frío.
Me quite las deportivas y me estire a su lado, cogiéndola por detrás.
- Ven niña miedosa, ven con Ferry. Ella me abrazaba y ronroneaba. Veamos te voy a hacer una propuesta, pensemos. Mientras mi mano acariciaba su espalda con ligeros movimientos, para tranquilizarla, la tormenta seguía estando encima nuestro. Ahora pediremos algo para cenar, después veremos un poquito la televisión y más tarde dormimos que ya es muy tarde. Mañana tenemos todo el día para nosotros, salvo la reunión. Lydia se abrazaba cada vez más a mí y cuando me di cuenta estaba dormida.
Joder pensé, si que estaba cansada pero yo me había quedado atrapado entre sus brazos no podía moverme, a riesgo de despertarla. Me dije que habría que esperar un rato a que el sueño fuese más profundo, entonces podría moverme. Espere media hora fumándome unos cigarrillos y viendo la televisión con un volumen moderado. Al final decidí levantarme, cogí su brazo suavemente, me libere, y me levante. Su semblante era el de siempre impresionante, relajado de facciones y un leve sonido de su respirar. La arrope suavemente un poco y quite la obsesión de Lydia, el aire acondicionado. Cogí la carta e hice mi pedio. Me senté en el sofá, más próximo a la televisión para degustar las viandas que me habían traído, con mi copita de vino. Lydia había empezado a estar intranquila en su sueño y se movía hasta que despertó, supongo que por el ruido de los truenos que seguían siendo enormes, no era normal que una tormenta durase tanto. Se froto los ojos y se desperezo en la cama, al final se incorporo sentándose.
- Me he dormido Ferry.
- Si, supongo que estabas cansada, he aprovechado y he cenado, como no sabia si te ibas a despertar.
- Has hecho bien, yo comeré algo ahora. Vino hacia el sofá, contrayendo su cuerpo, como el que acostumbra a una nueva temperatura.
- Hace frío ¿no Ferry?.
- Yo estoy bien, he apagado el aire, porque la temperatura ha bajado con la tormenta, pero es normal que estés destemplada, como estabas tapada, ponte una chaqueta y miro si es posible poner calefacción un poco, pero nos vamos a asfixiar rápido.
Lydia cogió la carta y pregunto:
- ¿Qué es lambi Ferry?
- Es la chicha del caracol de mar, pero eso no te lo pidas, ya iremos a algún sitio a comerlo, dicen que es afrodisíaco.
- Pues pediré lo de siempre un poco de pollo y arroz, no tengo mucha hambre, Ferry.
- El pollo esta bueno, porque lo hacen envolviéndolo en hojas de platanera, al horno y queda buenísimo, podrías pedirte de postre, unos yaniqueques que son muy dulces y eso a ti te va.
- Bueno Ferry, pídemelos pero no me obligues a comérmelos todos.
- No te preocupes, si no te gustan me los como yo.
Hice el pedido, Lydia ceno tranquilamente en el sofá conmigo. Yo estaba estirado mientras ella se sentó entre mis piernas y la mesa.
- Ferry estos, yo que se como se llaman, estas buenísimos, toma muerde un poco, estirando la mano con uno de ellos hasta mi boca. Mordí un trozo.
- Si que están buenos, pero a mi no me convienen, que pillo peso y menos mal que no me gusta el dulce.
- ¿Has visto como me miraba Angustias, Ferry?
- Normal, ¿No Lydia?
- No cuando te ha dicho, Vd. Don ha cogido unos kilitos y solo hace tres años que estuvo aquí, al final le he tenido que decir que no era culpa mía, me culpaba que tú hubieses cogido kilos con su mirada. Nos echamos a reír.
- Es que cuando estuve aquí me puse muy en forma, era capaz de coger un racimo de plátanos con cada mano, me ponía en la caja del camión y los haitianos venían a recogerlos, cuando llevábamos rato ellos ya no eran capaces de llevar uno en cada mano y más de uno se hincaba de rodillas en el suelo, era el momento de bajar el ritmo un poco, pero ellos aceptaban el reto, piensa que cada racimo pesa entre 35 y 40 kilos. Pero tú puedes estar tranquila, el que te conoce no puede decirlo, tu cuando te sales del bocadillo hay poco mundo. Las carcajadas fueron sonoras.
Por fin acabo de cenar Lydia.
- ¿Sabes que me tomaría ahora Ferry?
- ¿Qué?
- Un café de los míos, me apetece, es lo único que encuentro a faltar.
Era cierto que en todos los días que estábamos aquí no había hablado de sus hijos, de su ex y de toda esa parafernalia en la que se encontraba sumergida y que tanto me aburría a mí. Yo solo quería que me saliera algo bien y quizá este país nos daría una oportunidad, la distancia era la solución para alejarla de todo ese mundo extraño, que habían creado entre todos ellos, era un ambiente infesto de odio, orgullo, soberbia y rencores que no beneficiaba a nadie, más bien se perjudicaban todos al mismo tiempo, alguna vez le había dicho a su madre que si toda la fuerza que utilizaban en negativo lo hicieran en positivo otro gallo cantaría.
- Me ha impresionado la plantación, era inmensa Ferry.
- Si, si que lo era, son 2.000 tareas.
- ¿Qué medida es esa de la tarea?
- Buena pregunta Lydia, yo al principio me volvía loco con las medidas, hasta me tuve que hacer unas tablas de conversión que no siempre las había. Mira aquí las medidas agrarias vienen de las medidas castellanas y las inglesas, por ejemplo una tarea que en algún tiempo se llamo cuerda se corresponde a una superficie de 10 varas conuqueras o 30 varas castellanas de lado y equivale a 628,86 metros cuadrados , teniendo en cuenta que la Vara conuquera cuadrada equivalente a 6,289 metros cuadrados . Pero eso se complica porque después hay la tarea nueva y la vieja. Así se miden algunas áreas de producción después se acaba de liar con los cajones que equivalen a 5 litros , y los cajones con montón, y bueno una serie de medidas que solo el agricultor domina, además algunas de ellas son locales o regionales. Vamos un lío con lo fácil que es contar por metros o litros, parece que estemos en la Edad Media. Te habrás fijado que aquí la gasolina, vamos los líquidos se venden por galones que son 3,785 litros , y como son tan chulos antes tenían el galón dominicano de 3,240 litros , tienen la onza, la libra, bueno hay de todo como veras.
- ¿Un lío no Ferry?
- Si que lo era, y puede costarte dinero no controlarlo, porque ellos si que lo hacen.
- Estoy desvelada ahora Ferry, después de cenar, se me ha pasado el sueño. Puso música en el equipo de la habitación, sonaba una bachata, como no. Venga, dijo mientras se levantaba del sofá, enséñame a bailar la bachata.
- Ay no, Lydia. No puede ser.
Yo no podía bailar bachata con nadie, solo podía bailarla con Cristal, esa dulce mujer, una negrita preciosa, diferente, exuberante, era una mezcla, tenia el pelo negro pero liso, natural, ojos verdes y unas facciones que no eran dominicanas, su cutis brillaba en la noche, Dios había invertido en ella. Casi todos los viernes nos encontrábamos y bailábamos mucho rato, después siempre pasábamos la noche juntos, se entregaba con muchísima pasión, una locura, estaba enamorada de mí, me perseguía de alguna manera, me hizo jurar un día que no bailaría con nadie más que con ella, y lo hice. Yo soy incapaz de romper un juramento, y así me va. Si intentaba bailar me acordaba de ella inmediatamente como si fuese una maldición que me persiguiese, y lo dejaba inmediatamente. No podía empezar algo con Lydia que me recordase otra persona.
- Siempre te niegas Ferry.
- Bueno, no soy muy bueno, como dicen por aquí, ya tú sabes.
- Mientes, dijo Lydia riendo.
- Miento, le conteste riendo. Pero lo bueno es que tú lo sabes.
- Pues podrías pedir una botella de vino y me explicas algo.
- Eso esta hecho, cogí el teléfono y pedí la botella que la trajeron al momento, junto con dos copas.
- Toma Lydia, pasándole una de las copas con vino. Dio un sorbo inmediatamente.
- Que rico esta, fresquito, bien, entra bien.
Se puso cómoda en sofá, sentada encima de él con un brazo apoyado en un brazo del sofá y las piernas recogidas en los cojines. Yo mientras me quite la camisa, para liberarme del calor de la calefacción, Lydia estaba bien.
- Bueno explícame lo del vudú.
- Es muy largo Lydia, y es tarde.
- Dame la versión corta Ferry.
- Bueno, Francis era el jefe de los haitianos, y yo me llevaba muy bien con él, cumplíamos los pactos siempre y les compraba la comida que a ellos les gustaba, los arenques. Cuando se acabo el primer envió, liquide al momento y eso ellos no estaban acostumbrados, la gente aquí los trata de segundas. Preferían los arenques a los guineos, que es como llaman aquí a los plátanos. Al mismo tiempo, recuerda que te hable de Frederic. En el almacén, esa gran construcción de madera, donde estaban los tractores y otras cosas vivían ellos, allí también se acumulaba el rechazo del plátano que no cumplía el tamaño jumbo. Frederic, que solo tenia un año y medio, una noche se escapo de su madre y se quemo una mano en la hoguera que encendían para el frío y para los mosquitos. A la mañana siguiente, cuando vine a la plantación, vino su padre corriendo, llorando y explicándome en ese francés raro que hablan lo ocurrido. Yo vi al niño y el estado, lo cogí a él y a su padre y los lleve al médico de Esperanza a que lo curasen y así lo hicieron. Íbamos todas las tardes Juan Inés y yo a jugar con el muchacho. Lo poníamos encima de la montaña de rechazo, evidentemente cogiéndolo nosotros por la espalda, para que no cayese, y emitíamos gracias imitando voces, casualmente el niño gesticulaba, reía a pesar del posible daño que le hacia la mano, con esa risa limpia de los bebitos, y todos reíamos sobre todo su madre que cambiaba las lágrimas por sonrisas, era un momento de relax de todos, y a mi me servia para tener unidos a los haitianos, aunque lo hiciese de corazón.
- Muy bien la historia Ferry, pero y el vudú.
- Si, es verdad, en vista de todo lo que te he explicado Francis quiso agradecérmelo, y me invito a una fiesta que montaron en su pueblo celebraban algo porque hacia un año y un día que había muerto un pariente, y seria un honor que yo asistiese. Me lleve a Juan Inés, por si acaso pasaba algo, el estaría atento a todo. El vudú es una mezcla de las costumbre africanas que se trajeron con los esclavos, y sobre ese tema no pienso hablar, y las costumbre cristianas. Hay otros que dicen que es lo que genero la Santería Brasileña , de ahí nacen todas esas leyendas de zombis y otros. Haití es el único país del mundo que su religión oficial en el vudú, es sorprendente. Ellos creen que el alma esta dividido en dos una el ángel pequeño bueno y el ángel grande bueno. Al llegar nos agasajaron con todo tipo de presentes, comida, bebida y hasta mujeres, muy lindas mujeres que yo rechacé. Después encendieron una pequeña hoguera y empezaron a danzar de una forma rítmica, cada uno diferente, yo diría que no hay ley escrita. Recitaban canciones y oraciones en una lengua que no entendía, se algo de francés, pero yo no los entendía, no se porque se notaba que estaban haciendo ofrendas y peticiones. Era una orgía de elementos, gente con ron, bebiéndolo y escupiéndolo y matando alguna gallina que otra y haciendo correr su sangre por el suelo, algún que otro muñeco y alguna que otra vela, ese era el escenario. Otros entraron en éxtasis, a mi me empezaba a dar respeto el tema. Al final se acabo de golpe, una mujer que seguía en éxtasis, la cogieron entre tres hombres a volandas y se la llevaron a una cabaña cercana. Como experiencia bien, pero no repetiría, con esas cosas es mejor no jugar.
- Interesante Ferry, muy interesante. Pero mientes.
- Como que miento.
- Si, a ver mírame a los ojitos. Acerco su cara a la mía. ¿Rechazasteis a las muchachas?
- Si Lydia, dándole un beso en los labios.
- Mientes Ferry.
- Pues miento, si te quedas más tranquila.
La verdad es que le mentía, pero solo en esa tema. No entendía su curiosidad siempre en esos temas, pero yo seguía respetando nuestro pacto, y eso no afectaba a nuestra relación, y que ganas de ofender a nadie, para mi no era agradable hablarle a ella de mis experiencias, al igual que yo no quería que me explicase las suyas, no me interesaban bajo ningún concepto, me era indiferente por completo.
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