lunes, 2 de mayo de 2011

El principio del viaje a RD

Pasaron dos semanas y sus padres llegaron de viaje. Fui al aeropuerto a las cuatro de la mañana a recogerlos.

-         ¿Que tal ha ido el viaje Noar? Dándole dos besos.
-         Muy bien Ferry, cansado pero bien. No tenias que haberte molestado en venir.
-         No ha sido ningún problema, además no son horas de viajar en taxi, y menos con estas maletas. El Sr. Joaquín no debe de aguantarse derecho. ¿Qué tal Sr. Joaquín? Extendiéndole la mano.
-         Ya ves Ferry a mi paso un poco rezagado.
-         Le he visto venir, pero como Noar estaba aquí, he preferido abrirle el coche y entrar la maleta, que hace fresquito. Siéntese delante conmigo que ira más cómodo.

Llegamos a casa y Lydia se levanto para saludarles, después de unos abrazos, ya eran las cinco de la mañana.

-         Bueno señores, yo me voy a dormir a casa, dije.
-         De eso nada Ferry, quédate a dormir aquí, dijo Noar. Será como una siesta larga, o una noche corta, sonriendo.
-         Si Ferry, quédate aquí conmigo dijo Lydia, no te vayas ahora que es muy tarde.
-         Bueno ante la insistencia, las complaceré, me quedo. Reímos los tres.

A la mañana siguiente, comentamos con su madre que nos marcharíamos a RD el día 17, que ya teníamos los billetes y los pasaportes en regla. Le explicamos que volveríamos en 7 días, si no pasaba nada, caso contrario ya la avisaríamos. Pero nos mantendríamos en contacto con ella por email, si pasaba algo a los niños que escribiese y si era urgente que me llamase al móvil, le dije que le daría una tarjeta para llamar que era más barato, pero que tuviese en cuenta la diferencia horaria que era de ocho horas.

Los días siguientes Lydia estaba súper nerviosa, preparándolo todo, seleccionando que iba a llevar y que no iba a llevar. Todo se incremento cuando llegaron los niños de vacaciones. Candido solo hacia que hacer preguntas que no se contestaban.

-         ¿Dónde vais? ¿Qué vais a hacer? ¿…..?
-         Mamá ya te ha dicho Candido, un montón de veces, que me tengo que ir con Ferry fuera de España a solucionar un tema, y con eso es suficiente.

Pero el niño insistía. Yo nunca le explicaba nada al niño, Candido estaba jugando el papel de “hijo de divorciados”, llevando cuentos de un lado al otro, haciéndose el mártir en un lado y en el otro, se veía desde fuera si eras objetivo, por lo tanto cuanta menos información le diese mejor. Una vez hablando con Noar le dije:

-         ¿Es un poco introvertido Candido, no? Noar
-         Bueno no es nadie el niño, vaya pieza y que mal educado está, cada vez que veo que tú te vas y te pregunta donde vas, me sonrojo por dentro. Ya noto como te lo miras cuando te pregunta, y es normal que no le contestes. Te pido disculpas por su comportamiento, pero Lydia se los echa encima de ella, y ellos anulan al entorno. ¿No te has fijado que entran en casa y no nos saludan?
-         Algo si que he notado, pero he pensado que como son de otra cultura, seria normal, por decir algo, porque salvo Vd. todos los demás son de aquí, y de la Cataluña profunda. Yo eso nunca lo he visto, pero Vds. sabrán, yo en esas cosas no me meto, salvo que me salpiquen. Alguna vez si que he hablado con Lydia sobre el comportamiento, pero no quiero discutirme con ella, otra cosa será si un día compartimos techo. Por un rato que nos vemos tampoco voy a montar un cirio. Es como lo de las niñas que cuando se pelean entre ellas, o están en desacuerdo con algo, abren el armario y lo tiran todo al suelo. No entiendo nada, pero supongo que ya cambiaran.
-         Es cierto Ferry, esos niños tienen que cambiar, son insoportables. Joaquín dice, que alguna vez les haría falta que alguien les diese una azotaina, pero Lydia solo chilla, y ellos ya están acostumbrados.
-         Por cierto Noar, no se que dijo el niño el día que vino conmigo a comprar y lo envié para casa.
-         Dijo que se encontraba mal, ¿Fue eso no Ferry?.
-         No, no fue eso, íbamos por la calle andando, y yo le iba hablando cuando el niño soltó un eructo enorme, provocado. Me pare y le pregunte que si cuando iba con su padre o su madre hacia eso por la calle, le dije que era un cerdo y que se fuese para casa. Que cuando su madre le preguntase el porque, que le explicase lo que había pasado y lo que le había dicho.
-         No me digas Ferry, te hizo eso.
-         Si Noar, estoy del niñito hasta la nariz, nadie lo sabe. Mejor no hablo más que me caliento con ese tema.
-         Encima es mentiroso. A Joaquín y a mí nos pasa lo mismo, pero nosotros no tenemos alternativa, tenemos que convivir.

Aprovechamos y quería probar otra vez exportar vinos. Me puse en contacto con la cooperativa y me reafirmaron la oferta, actualizando precios, que me habían efectuado hacia unos años. Era un negocio redondo, ya que ellos me financiaban 45 días, el transporte en barco eran 17 días, y 7 días más para el despacho de aduanas. Si lo colocaba en el tiempo restante, la tesorería era cero, ya que allí se cobra al contado. Fuimos a visitarlos un día a Vilafranca del Péneles y recogimos unas muestras. El estudio económico ya estaba hecho, cuando lo intente con el Cónsul, pero con el Cónsul todo era perder el tiempo.

Llego el día de salida, un último inventario, que no nos dejásemos nada básico y nos fuimos con el primer tren hasta el aeropuerto. Madrugón que nos dimos. Hicimos el check-in y hacia Madrid para coger el vuelo que nos llevaría directamente a Puerto Plata al aeropuerto de  Gregorio Luperón.

Al llegar a Barajas, instruí un poco a Lydia de cómo deberíamos viajar en ese avión, yo tenia bastante experiencia en los vuelos transoceánicos y se trata de pasar un poco de todo y estar listo. La espera era de tres horas, cosa más aburrida que esperas de este tipo en un aeropuerto, no entiendo como a nadie se le ha ocurrido poner un cine. Al menos en Europa y América no he visto ninguno, pero seria un buen servicio para las esperas largas.

Al final nos dirigimos hacia un duty free, para comprar alguna cosa, algunos caramelos, chicles o lo que viésemos para el camino. Andando por el pasillo, Lydia vio una máquina de sacar chicles de esos de bola, y por lo visto se le trago una moneda. Yo seguí andando hacia el duty free, por lo visto ella me llamó, pero evidentemente yo no la oí. Menudo pollo me monto, que si me hablaba y no le hacia caso, que si pasaba de ella, que si……

No entendía nada, estaba sorprendido de su reacción, al final creí que era bipolar, que sin ninguna razón era capaz de montarte una historia increíble. Al final cogí, le di su pasaporte y el billete, y le dije:

-         Mira guapa, la puerta de embarque la conoces, si embarcas nos encontramos y si no hasta la vista Linda Lydia, te buscas otro dummy para castigar, que yo me canso de tanta tontería.

Ella fue hacia la puerta de embarque, todavía faltaba más de una hora. Se sentó. Yo me senté en otra parte de la sala, leyendo un periódico que compre, pensando que hacer con aquella muchacha, nunca esperaría un comportamiento como ese de un adulto, que gratuidad en las broncas y que falta de respeto. Mira, pensé, si no se monta será una buen excusa para romper definitivamente, esto no hay quien lo aguante tanta bobada, es pero que un crío, joder.

Por fin llamaron para embarcar. La gente se aglutino enseguida en la cola, yo seguí sentado ella también. La cola empezó a arrancar lentamente, cuando quedaban unas quince personas se levanto y vino hacia mí.

-         ¿Que pasa que no vas a embarcar Ferry?
-         Yo si, tu no sé, es tú problema.
-         Claro que embarco, dándome un beso.
-         Mira Lydia, procura que sea la última vez, yo esas explosiones gratuitas no las aguanto.

Me cerró la boca definitivamente con un beso, hasta que oímos a la azafata que nos preguntaba si embarcábamos.

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